Gritos, llantos, un drama en toda regla en París.
Una protectora de animales le quita el perro a un mendigo, y lo hace a la fuerza porque dicen que no estaba vacunado ni bien cuidado.
La escena es dura aunque desde los responsables de tamaño despropósito aseguran que no hubo violencia en ningún momento.
Lulian ha mostrado los papeles, en regla, de su animal, pero Linda sigue en manos de la protectora aunque esta no ha mostrado el resultado del examen del veterinario.