El ladrón llegó a lomos de una moto junto a dos cómplices, de madrugada.
Tras apearse en un aparcamiento de un edificio de Tailandia, empezaron a mirar los otros vehículos con el ánimo de robar uno de ellos, momento en que un vecino escuchó la alarma y se asomó a la terraza.
El drama estaba servido: le pegó un tiro justo en la espina dorsal y lo dejó paralizado de la cintura para abajo, de por vida.