No le arrancó el brazo de cuajo de puro milagro. En la grabación se observa cómo el submarinista se acerca al escualo y éste con un brusco y repentino movimiento se defiende del hombre, mordiéndole. Rápidamente el buzo logra zafarse y es socorrido por sus compañeros, que lo llevan a la superficie en medio de un charco de sangre.
En las imágenes, que les advertimos que pueden herir su sensibilidad, se puede ver claramente la mordedura sufrida por el buzo en su brazo. Afortunadamente, el hombre se recuperó por completo de sus heridas, según medios locales.