Habra que pensárselo dos veces antes de embarcar con ese rumbo. Y es que el fuerte viento que reina con frecuencia en la portuguesa isla de Madeira, complica el aterrizaje de aviones. Algunas aeronaves tienen que hacer varios intentos.
En ocasiones los pilotos se ven obligados a volar hacia otros aeropuertos incluso después de haber tocado pista.