La joven no se cortó un pelo, como suelen hacer algunas en China por miedo al escarnio público. Se encaró con el pervertido y le hizo tragarse, literalmente, su tropelía mientras le grababa para mayor vergüenza.
Ocurrió en el metro de la ciudad china de Nanjing, donde le pilló haciéndole fotos debajo de la falda con una cámara oculta.
El hombre negó las acusaciones, pero la mujer le obligó a comerse la tarjeta SD de la cámara, después de lo cual el ‘delincuente’ se apresuró de huir del vagón.