Danielle Duperreault, de Saskatoon (Canadá), habia tomado sin querer pimientos, un alimento al que tiene alergia. Una vez estaba en la tienda en la que trabajaba, Danielle Duperreault fue a avisar a su jefa de lo que le sucedía. Tal y como cuenta en su Facebook, la jefa (de la cual no desvela el nombre) ni siquiera mostró preocupación por su estado de salud.
Solo y gracias a la ayuda de un compañero pudo ir a una clínica cercana a que le inyectaran epinefrina. Desde allí, fue trasladada al hospital, donde le comunicaron que si hubiera tardado 10 minutos más en llegar, seguramente habría fallecido como consecuencia del shock anafiláctico.
Sin embargo, al día siguiente, tanto el compañero que la llevó a la clínica como ella recibieron un mensaje de su jefa que no se esperaban.
«Hola, te he dado el resto de los turnos de esta semana libres y desafortunadamente no te volveré a meter en el horario nunca más. Te enviaré un correo con tu última nómina. Cuídate, te deseo lo mejor»
decía el mensaje que recibió la joven y que publicó, desconcertada, en su cuenta de Facebook.