Con magulladuras y arañazos en la cara y los hombros terminó Rick Nelson, tras su encuentro con un oso negro en Ontario, Canadá. El hombre de 61 años, con un pasado como boxeador y excazador, paseaba su perro cuando de entre los arbustos asomó la cabeza un cachorro de oso.
El animal al verlo gruñó y la madre llegó en su ayuda.
«Estaba tan cerca, que podía tocarlo», contó Rick Nelson a los medios canadienses. Cuando gruñó «supe de inmediato que estaba en problemas», dijo. «Está llamando a mamá.»
Nelson se incorporó a sabiendas de que tenía pocos segundos. «La madre venía a toda velocidad. Oía los arbustos romperse».
El hombre se encontró que no había palos, ni piedras para improvisar su defensa. Solo podía contar con sus puños, que por suerte sabía usar.
En un instante tuvo a mamá osa enfrente, con sus 140 kilogramos, parada sobre sus patas traseras. El exboxeador se balanceó sobre sus piernas para coger impulso y golpear con más fuerza.
Así lo hizo golpeando a la osa en los dientes. La osa le devolvió el golpe arañando a Nelson en el pecho y la cara.
El hombre sabía cómo iba a girar la osa, porque la mayoría son diestros. Se posicionó en el lugar exacto y le estampó otro puñetazo en el hocico.
Su cachorro reculó y salió corriendo. «Ahora era el momento de la verdad. ¿Qué va a hacer? ¿Va a seguir a su cachorro o va a venir a por mí?», explicó Nelson el momento crucial.
La osa se lanzó a la carrera detrá de su hijo con la nariz sangrando. Entonces, el hombre respiró y se alegró de la decisión de la osa.
«Simplemente se dio la vuelta y se alejó como si nada hubiera sucedido y siguió al cachorro», dijo Nelson. «Así que realmente tuvimos suerte».
