Lo que iba a ser un fin de semana románico se convirtió en una prueba de fuego pasada por agua para un joven a quien, con razón, ponen estos días a bajar de un burro en las redes sociales por su cobarde actitud.
Sucedió en la piscina de un hotel de Kariba, Zimbabwe, donde una enamorada pareja se daba un baño entre tiernos arrumacos.
De repente, un enorme cocodrilo se zambulle, momento en que el novio sale pitando sin pensárselo dos veces dejando a su suerte a la chica.
Por suerte, la mujer logró zafarse de las temibles mandículas del reptil, que no obstante logró darle un par de bocados antes de ver cómo otro solícito huésped corría al rescate de la fémina.