La Policía de Ferrara se desplazó hasta Pontelangorino, al aviso del propio asesino y un amigo, que decían haber encontrado los cuerpos sin vidas de sus padres, Salvatore Vincelli y Nunzia Di Gianni, de 59 y 45 años respectivamente.
Los agentes a su llegada, el pasado martes, encontraron los dos cadáveres con el cráneo destrozado y la cabeza cubierta por bolsas plásticas, según ha publicado La Repubblica.
Un cuerpo se encontraba en garaje, el de la mujer en el dormitorio. La casa estaba intacta, la puerta no había sido forzada, no faltaba dinero, ni había rastro de desorden o violencia.
Los investigadores interrogaron al hijo de la pareja asesinada, de 16 años y a su amigo, un año mayor, que había dormido en la casa la noche anterior, según contó.
Las contradicciones en las versiones de ambos jóvenes levantó las sospechas de la policía, que después de verificar hipótesis y contrastar los relatos reforzaron la idea de que ellos podían ser los autores del doble homicidio.
El hijo de Salvatore Vincelli y Nunzia Di Gianni finalmente confesó haberlos matado con un hacha, que inicialmente no fue encontrada en la escena del crimen, pero que él se encargó de revelar a la Policía, el lugar donde la había escodido.
Los agentes también encontraron la ropa ensangrentada de ambos jóvenes en un río del pueblo cercano, gracias a la confesión de los chicos.
Los investigadores han descartado que el motivo del homicidio sea económico y lo vinculan a las fuertes diferencias que mantenían el hijo con sus padres. El amigo de 17 años lo había ayudado por «solidaridad».