El vídeo lo grabó el pasajero de un autobús público de Tailandia, y el protagonista es un curioso monje budista al que le dio por ver pornografía tan campante y a la vista de todos.
Sin el menor recato, coloca su móvil sobre uno de los asientos para mirar claramente la escena XXX, -con ayuda de sus enormes gafas- pero al verse descubierto, guarda el teléfono.
De acuerdo con un tal Wittawat Wonghajuk, de 19 años, el cotilla que grabó la esena, los demás viajeros intentaron reprenderlo pero, al final, lo dejaron ir por tratarse de un religioso.