Las rabietas de los niños son impredecibles, y más cuando estás en algún lugar donde hay gente. El niño o niña comienza a llorar, cada vez más fuerte, en el medio incluye gritos y la angustia es tal que también le cuesta respirar. Llora, grita, patalea y vuelve a gritar. Las miradas de comprensión desaparecen y todos a tu alrededor comienzan a comentar -en voz baja, claro-. Ya no sabes qué hacer. Es que no se detiene. Ya agitado, colorado y de muy mal humor, abandonas el lugar para salir a la calle… aunque llueva o truene.
¿Quién no vivió esa situación? Esta cronista lo experimentó en la sala de espera del médico. Lloraba y gritaba mucho y, en vez de empatía, los otros padres comenzaron a mirar la situación como si a ellos nunca les hubiera pasado. Mentirosos. O peor, negadores.
El diario español ‘El Mundo‘ reseñó la historia de alguien que sí supo cómo resolverlo. ¡Qué envidia!
El actor estadounidense Justin Baldoni colgó en Facebook una foto de él junto con su padre impasibles mientras su hija lloraba tirada en el suelo en un supermercado Whole Foods. A través de esta imagen, Baldoni pretende lanzar un mensaje de tranquilidad hacia muchos progenitores que se han visto en la misma situación: «Hay que sentirse cómodo en lo incómodo».