«Eres mía. No estés con otro»
«Quiero verte. No te haré daño, de verdad, te lo juro. Después me marcharé de casa, te lo prometo, aunque yo te amo, pero si es lo que quieres, lo haré».
Eso fue lo que le dijo Noel Blanco, de 43 años, a su pareja, Marta Arzamendía, de 47.
Mantenían una relación tormentosa con idas y venidas. Ella quería romper por las buenas y no denunciarle más por los malos tratos a los que la sometía porque sabía que iría a la cárcel.
Ya había sido detenido en dos ocasiones en los dos años escasos que llevaban juntos, una por ese motivo y otra por quebrantamiento de condena.
De hecho, tenía una orden de alejamiento en vigor que ambos incumplían, según recoge M. J. Álvarez en ABC.
Marta aceptó reencontrarse con él. Había pasado casi toda la semana durmiendo en el piso de la anciana a la que cuidaba, ya que la madrugada del martes huyó del hogar que compartía con Noel, situado en una antigua zapatería convertida en vivienda, en el número 11 de la calle de Goiri (Tetuán).
Su excusa: ir a comprar cerveza para él, que había bebido más de la cuenta. Ella le contó que ella también quería tomar algo y cogió dinero, su abono transportes y se fue.
Pero el jueves volvió y ese error le costó la vida. Esta mujer, nacida en Paraguay, no le deseaba ningún mal a su pareja, oriundo de Cuba. «Solo quería ser feliz y dejar de vivir esa pesadilla».
Eso le había dicho a unas compañeras de trabajo que ayer lloraban sin cesar, recordándola ante el cierre metálico precintado, que tuvo que romper la Policía Nacional para entrar en el pequeño habitáculo.
Marta fue hasta allí el jueves y poco después comenzaron a discutir. Él le habría repetido lo de siempre:
«Solo te pido que no hagas el amor con nadie porque tú eres mía y te quiero».
Y ella le habría respondido también lo de siempre:
«No quiero saber nada de ningún hombre, quédate tranquilo».
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