EEUU

La traumática persecución de la cienciología a una de sus promotoras por confesar un secreto sexual

Michelle LeClaire: "Considera a los homosexuales y a otros 'pervertidos' como malvados, indignos de confianza, criminales"

La traumática persecución de la cienciología a una de sus promotoras por confesar un secreto sexual
Michelle LeClair JY

Su nombre es Michelle LeClaire, conocida por ser miembro y una de las mayores promotoras de Iglesia de la Cienciología a la cual ha aportado más de 5 millones de dólares. Es madre de cuatro hijos, abogada de profesión y empresaria exitosa.

Pero no todo ha sido color de rosas para LeClair, en su nuevo libro «Perfectly Clear» donde explica el via crucis que atravesó hasta que finalmente decidió escapar de la Iglesia de la Cienciología hace ya siete años, cuando puso de manifiesto su orientación sexual.(El acusado por el asesinato de Mollie Tibbetts había cambiado su identidad)

Primero se lo contó a un consultor dentro de la Iglesia. Este, queriendo orientarla, le dio un libro. Era el del fundador de la Cienciología, L. Ron Hubbard. En sus páginas el autor deja en claro que la homosexualidad no es permitida en aquel espacio, y la denuncia.

«Hubbard considera a los homosexuales y a otros ‘pervertidos’ como malvados, indignos de confianza, criminales», relató LeClair a la revista People. «Mis manos temblaron», agregó.

Pero la segunda vez que quiso poner de manifiesto su inclinación sexual fue mucho peor. Lejos de contenerla, las autoridades de la Cienciología la humillaron. «Tuve que ir a todos los miembros dentro de la Iglesia y confesarles lo que estaba pensando, lo que estaba haciendo. La gente me miraba a la cara y decía ‘eres asquerosa'».

Pero no se trataba solo de eso. Para continuar siendo parte de la Iglesia debía conseguir que 25 miembros firmaran una petición para que fuera reincorporada.

Aterrorizada, la mujer debió comenzar a mentir respecto a su vida y a lo que sentía y hacía. Les decía a todos que nunca había actuado de acuerdo con sus pensamientos. Fue forzada a casarse con Sean Seward, con quien tiene cuatro adorables hijos de entre 17 y 9 años.

Hasta que dijo basta. «Es suficiente». LeClair amenazó a las autoridades de la Cienciología con retirar la donación de 5 millones de dólares que había hecho si continuaban humillándola y no le permitían divorciarse de Seward, por quien no sentía atracción de ningún tipo.

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Pero finalmente conoció a Tena Clark, una productora musical de Los Ángeles. Se enamoraron. Y las creencias que ella tenía comenzaron a temblar, tanto como su corazón y su piel.

«Creí que mi amistad con una mujer sería tolerada o ignorada porque era una alta contribuyente. Pero fue un gran error. Me enviaron al Departamento de Ética«.

Abandonó. Fue demasiado. Pero allí comenzó otra pesadilla.

«Desde el momento en que decidí irme públicamente, mi vida se desenrolló como si estuviera en una novela de suspenso. Automóviles extraños merodeaban mi casa a todas horas del día. Hombres con lentes oscuros me siguieron a la tienda de comestibles, a la escuela de mis hijos. Mi computadora y mi teléfono fueron pirateados», narró LeClair.

Luego llegó la batalla legal. Que duró años, hasta que el 30 de marzo de 2017, una corte de California le otorgó la razón y pudo recuperar parte del dinero que había donado. La Iglesia habría comenzado una persecución acusándola de haber estafado a clientes con el célebre esquema Ponzi de estafa piramidal. Fueron años de litigio hasta que fue declarada inocente. (Trump en la Casa Blanca: «¡Matemoslo!», «Vayamos ahí y matemos a muchos»)

Ante el escándalo que significa la publicación del libro, la Iglesia de la Cienciología emitió un comunicado en el que niega todo lo dicho por LeClair. «Contrariamente a los mitos que fueron difundidos por ella y sus editoriales para tratar de vender publicaciones, la Iglesia no tiene posición respecto a la orientación sexual. La Iglesia se opone a cualquier tipo de discriminación».
«Nunca escuché que una Iglesia estuviera tan enfocada en el odio y la revancha», dijo a People la actual pareja, Clark. «Estoy junto a ella. No siempre fue fácil, pero eso es lo que haces cuando amas a alguien».

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