La historia conmueve y te hace recuperar por un instante la fe en el ser humano. No todo esta perdido. Desiré Luzinda era en 2014 una de las cantantes más populares de Uganda, cuando un ex novio publicó fotos íntimas, en las que aparecía desnuda.
El ministro de Ética e Integridad declaró que la artista «debería ser encerrada y aislada».
Simon Lokodo promovió además una investigación contra Luzinda invocando la ley antipornográfica aprobada un año antes para perseguir este tipo de «comportamientos indecentes».
Luzinda, que no disponía de herramientas legales para defenderse ante semejantes ataques, no fue encarcelada y hasta se hizo más famosa tras la difusión de las imágenes.
En África solo una de cada cinco casas cuenta con acceso a Internet de forma permanente. Pero si se suman los locutorios públicos y sobre todo los teléfonos móviles, la cifra de población que accede a la red aumenta hasta el 82,2%, según el último informe de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (perteneciente a la ONU).
WhatsApp y Facebook son accesibles para casi todos en países como Malawi. Estas dos redes no necesitan apenas datos y lo peor es que una vez que se publica un vídeo o foto se viraliza con suma facilidad. Eso fue lo que ocurrió con la cantante pop de Uganda.
Luzinda, víctima de la pornovenganza, tuvo que pasar un tiempo escondida y hasta emitió un mensaje público para pedir perdón por sus actos. La revista Nature recoge su caso en un estudio sobre el llamado porno de venganza.
Sarai Chisala-Tempelhoff, presidenta de la asociación de mujeres abogadas de Malawi y una de las autoras del trabajo, explica que la sociedad no concibe esta práctica como un modo de violencia, bien porque tiendes a cree que la mujer se ha dejado grabar o que es estúpida por haberlo permitido
Chisala declaraba este 26 de septiembre de 2018 en El País que comenzó a interesarse más intensamente por este asunto cuando la vida de una amiga de su madre quedó «destruida» por la publicación de unas imágenes íntimas, hasta el punto que tuvo que abandonar el país.
«Estaba casada con un hombre importante y tuvo un amante que la traicionó. Toda la sociedad se le echó encima y su vida en Malawi acabó».
Amnistía Internacional aseguró en un informe de 2014 que «La ley legitima los abusos contra las mujeres y proporciona una cobertura legal para la perpetuación de los ideales patriarcales sobre la modestia femenina».
Mientras tanto, en Uganda los crímenes contra mujeres permanecen impunes. Cadáveres de mujeres asesinadas aparecen en las cunetas de las carreteras y no hay detenidos.
