Rafael Ramírez, ex ministro chavista del Petróleo, vuelve a atacar a la dictadura de Nicolás Maduro. Considera que el Gobierno ha acabado con la democracia y cree que solo una gran movilización política podrá forzar su caída y permitir que el país supere la crisis causada por el actual Ejecutivo.
«Maduro tiene que salir, tiene que hacerse a un lado. Él no puede seguir ahí. Ha demostrado que es incapaz e irresponsable«, defendió Ramírez en una entrevista telefónica con la agencia de noticias EFE.
El antiguo «zar del petróleo» renunció el pasado año a su puesto como embajador de Venezuela ante la ONU, tras haber cuestionado las políticas de Maduro y en medio de acusaciones por su gestión al frente de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) entre 2004 y 2014.
En enero el fiscal general del país, Tarek Saab, anunció su intención de emitir una orden de captura internacional en su contra por lavado de dinero y otros delitos y en agosto el Tribunal Supremo declaró procedente solicitar a España su extradición
Ramírez, sin embargo, continúa en el exilio y asegura no tener noticias de ninguno de esos procedimientos, pero insiste en que no puede desvelar el lugar en el que se encuentra y que no hay ninguna verdad en las acusaciones: «Estoy perseguido por el Gobierno», subraya. (La nueva resolución del Parlamento Europeo acerca de Venezuela)
Durante años uno de los pesos pesados del chavismo, Ramírez cree que Maduro ha abandonado por completo las posturas de su antecesor y ha acabado con la democracia en Venezuela.
«Es un Gobierno profundamente autoritario y un Gobierno que viola permanentemente la Constitución«, apunta, destacando el deterioro de las instituciones en el país.
«Hemos pasado de un modelo político completamente democrático y abierto (…) a un modelo político muy autoritario y donde las instituciones no respetan nuestras propias leyes«, denuncia.
Ramírez califica como «terrible» la situación en Venezuela, con una economía «destrozada«, un éxodo de más de dos millones de personas y con unas autoridades que mantienen «presos políticos» y «secuestrados» para silenciar cualquier voz disonante.
Según asegura, comenzó a distanciarse definitivamente del Gobierno a raíz de la violencia con la que el Estado respondió a las manifestaciones opositoras, unos hechos que, recuerda, «están impunes todavía» y que deben ser juzgados.
Más adelante, señala, se dio cuenta de cómo Maduro «utiliza» instituciones como el Poder Judicial para «manipularlos a su favor».
«Yo sabía que cuando renunciara iban a caer sobre mi las siete plagas de Maduro, todo el peso del odio que ellos tienen», asegura Ramírez, que tras dejar su cargo en la ONU pidió al jefe de Estado unas primarias por el liderazgo del chavismo.
En ese sentido, se muestra decidido a regresar a Venezuela en algún momento para retomar su actividad política y aseguró que está «preparando las condiciones para que eso sea posible».
«Yo volveré al país y me voy a poner al frente de todo un esfuerzo para reconstruir el país», insiste. (La periodista Luisa Salomón cuenta todos los detalles de su secuestro en Venezuela)
Según asegura, Maduro no va a renunciar por su cuenta, por lo que es necesario «denunciar», «movilizar» y «activarse políticamente».
Por ello, llama a todos los grupos que se oponen al actual Gobierno a ponerse de acuerdo «en al menos unos puntos en común para poder desarrollar una lucha política en la calle que lleve finalmente a que Maduro se haga al lado».
Ese esfuerzo, insiste, no podrá tener éxito sin la «participación del chavismo», al que separa claramente del «madurismo«.
«El madurismo es una distorsión del chavismo», recalca Ramírez, para quien el actual Gobierno es «de derecha» y únicamente usa el nombre de Hugo Chávez «porque lo necesita para oxigenarse».
Además, el ex ministro culpa exclusivamente a Maduro y su entorno de la crisis económica y niega que sea fruto de las sanciones de Estados Unidos y la presión internacional, como defiende el Ejecutivo.
«Eso es mentira», asegura, subrayando que él advirtió al presidente de la necesidad de ajustes y que Maduro «no tuvo el valor de hacerlo«.
En todo caso, considera que la solución para Venezuela no puede llegar desde fuera, ni venir de la mano de una «intervención extranjera» o un golpe.
«Yo creo que el país tiene los elementos suficientes y la fuerza moral para buscar una salida política a Maduro. Y eso es lo que hay que intentar«, señala.