El brutal cirmen de Desirée Mariottini, ha dado la vuelta al mundo, por su especial dureza y crueldad.
«Le dieron agua y azúcar mientras moría. Luego, cuando vieron que se estaba volviendo cianótica, la pusieron en un sofá y después murió», reveló un terrible testimonio publicado por Il Messaggero sobre cómo fueron las últimas y agónicas horas de Desirée Mariottini, según infobae.
La semana pasada, el cuerpo de la niña de 16 años fue hallado en un edificio ocupado conocido como «La Casa de la droga», donde se vende y consume heroína, en el histórico barrio San Lorenzo de Roma.
Desirée fue violada por un grupo de hombres desde la tarde del jueves 18 de octubre. La drogaron, la dejaron inconsciente y abusaron sexualmente de ella una docena de personas. No dejaron que nadie la socorriera. Desirée murió el 19, por lo que su calvario duró más de 10 horas. Fue asfixiada, se cree que le taparon la boca con una mano para que no gritara. La autopsia confirmó que existió violencia repetida.
Según el informe policial, difundido por el diario italiano Corriere Della Sera, mientras Desiré agonizaba, había varias personas en el edificio ocupado. «La vieron, la tocaron, la desvistieron y la vistieron. Pero nadie hizo nada para salvarla. Cuatro eran mujeres, dos italianas», detalla el medio. El registro es escalofriante porque en todas esas horas nadie llamó a una ambulancia… nadie la ayudó.
Hasta el momento, son cuatro los arrestados por el brutal crimen. Los primeros dos son senegaleses de 26 y 43 años sin documentos legales para residir en Italia. Luego cayó un tercer sospechoso, un nigeriano de 46 con permiso de residencia en la capital italiana por motivos humanitarios, informaron fuentes del Ministerio de Interior. Y por último, un gambiano, localizado por la policía en la ciudad de Foggia, en la región de Apulia (sur), en las proximidades de un centro para inmigrantes, presuntamente huyendo de Roma al saberse perseguido.
La fiscal, María Paola Tomaselli, en la orden de detención, los definió como «depredadores que han violentado salvajemente a una chica muy joven indefensa, sin ninguna piedad».
No era la primera vez que Desirée ingresaba a «La casa de la droga». Antes de su trágico final, durante el último mes, había frecuentado el lugar en varias oportunidades víctima de su adicción a las drogas.
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