Desirée Mariottini pudo haber sobrevivido, pero una escalofriante y temeraria frase de uno de sus violadores lo cambió todo: «Mejor ella muerta que nosotros en la cárcel».
Fueron esas palabras las que convencieron a sus cómplices en la violación grupal de que era mejor dejarla morir en una improvisada cama sucia de «La casa de la droga» (Todos los detalles de las últimas horas con vida de Desirée, la adolescente drogada y brutalmente violada por una docena de hombres).
Pero esas sucias palabras también espantaron a los testigos, porque había más gente allí… y nadie llamó a emergencias (La alerta sobre Desirée que nadie escuchó: luego fue drogada, violada por una docena de hombres y asesinada).
Sin esa cruel decisión -y la correcta atención- quizás hubiese sobrevivido.
El cuerpo de la niña de 16 años fue hallado la semana pasada. La autopsia determinó que su cuerpo estaba lleno de drogas y psicotrópicos. Sus violadores no dejaron que nadie la socorriera. Desirée murió el 19, por lo que su calvario duró más de 10 horas.
«Le dieron agua y azúcar mientras moría. Luego, cuando vieron que se estaba volviendo cianótica, la pusieron en un sofá y después murió», reveló un terrible testimonio publicado por Il Messaggero sobre cómo fueron las últimas y agónicas horas de Desirée Mariottini.
Según el informe policial, difundido por el diario italiano Corriere Della Sera, mientras Desiré agonizaba, había varias personas en el edificio ocupado. «La vieron, la tocaron, la desvistieron y la vistieron. Pero nadie hizo nada para salvarla. Cuatro eran mujeres, dos italianas», detalla el medio. El registro es estremecedor porque en todas esas horas nadie llamó a una ambulancia… nadie la ayudó.
Hasta el momento, son cuatro los arrestados por el brutal crimen. Los primeros dos son senegaleses de 26 y 43 años sin documentos legales para residir en Italia. Luego cayó un tercer sospechoso, un nigeriano de 46 con permiso de residencia en la capital italiana por motivos humanitarios, informaron fuentes del Ministerio de Interior. Y por último, un gambiano, localizado por la policía en la ciudad de Foggia, en la región de Apulia (sur), en las proximidades de un centro para inmigrantes, presuntamente huyendo de Roma al saberse perseguido.
La fiscal, María Paola Tomaselli, en la orden de detención, los definió como «depredadores que han violentado salvajemente a una chica muy joven e indefensa, sin ninguna piedad».
No era la primera vez que Desirée ingresaba a «La casa de la droga». Antes de su trágico final, durante el último mes, había frecuentado el lugar en varias oportunidades víctima de su adicción a las drogas.
Los servicios sociales, que siguieron su caso habían informado a la Corte de Menores que la niña de 16 años estaba en peligro y, que había que accionar para protegerla.
La joven abandonó la escuela después del primer año, pasaba días enteros y, a veces, noches fuera de la casa. Frecuentaba lugares arriesgados, y tomaba drogas. Con estos datos, estaban seguros de que había que hacer algo para ayudarla. «Esa chica está fuera de control», alertaron, pero la justicia italiana no escuchó.