El joven envió un mensaje de whatsapp a su hermano avisándole del crimen

Mariana, muerta a palos por su hijo de 19 años tras regañarle por llegar tarde

Llevaba 15 años viviendo en Alcalá de Guadaíra (Sevilla). Tenía la doble nacionalidad. Era una mujer luchadora, preocupada por sus hijos

Mariana, muerta a palos por su hijo de 19 años tras regañarle por llegar tarde
Mariana EE

El “educado” estudiante de 19 años que asesinó a su madre había dejado de ir a clase pese a que destacaba por su inteligencia

Un crimen tan atroz que cuesta encontrar la palabras para narrarlo. Ocurrió cuando llegó, algo bebido, tras una noche entera de fiesta (Unos abuelos entierran viva a su propia nuera para quedarse con sus nietos ).

Dentro del piso se encontró a su madre, Joy Mariana Villavicencio Gómez, 49 años, desvelada, impaciente a que llegase (El asesinato de Valeria Medel: un crimen lleno de sombras que conmociona México).

El joven de 19 años Henry Williams Villavicencio acababa de regresar de pasar la noche de juerga a horas intempestivas. Venía de fuera de casa y eran las cinco y media de la mañana.

Sucedió la madrugada de este pasado 12 de noviembre de 2018 en el número 8 de la calle Hilarión Eslava, en Alcalá de Guadaíra (Sevilla).

Qué horas son estas, le debió de recriminar Mariana a su hijo. Fue el desencadenante de la bronca, y de la paliza. Que le dijese la hora de llegada debió de ser algo que no le hizo gracia a Henry.

La conversación comenzó a subir de tono en ese momento y hasta el instante de la paliza. Algunos vecinos alcanzaron a escuchar los primeros gritos. Después, Henry mató a su madre a golpes.

La incredulidad es unánime en el pequeño universo de la calle de tráfico sin salida donde vivía y donde creció Henry desde que llegó aquí hace 14 años. Sólo recuerdan a un niño y luego a un chaval educado, pacífico, que jamás se peleó con los niños con los que jugaba en las aceras, que practicaba boxeo en el Impacto (e incluso convenció a su madre para que asistiese a clases); de cuya vivienda, en el bajo de una casa de dos plantas, “no salió nunca ningún ruido”, “ninguna trifulca”, “nada, nada, nada, ningún indicio” que permitiera sospechar que algún día se convertiría en un homicida.

La alarma no saltó hasta las nueve y media de la mañana. Varias horas después, Mariana estaba muerta, su hijo detenido por la policía y el pueblo sevillano, roto por completo.

Los investigadores, según ha podido saber EL ESPAÑOL, le mantienen detenido como presunto autor del crimen, de la muerte de su madre. Fue él quien indicó a los agentes la estancia de la casa en la que se encontraba el cuerpo de la fallecida.

La calle Hilarión Eslava no es demasiado alargada. Se trata de uno de esos callejones sin salida que desembocan en un punto ciego. Las casas están pegadas entre sí y son bajas, formadas, como mucho, por dos alturas. No hay un solo bar en todo el tramo, y apenas se da tránsito de vehículos, con lo que la noche resulta silenciosa en esta zona del pueblo.

Aún así, casi nadie escuchó nada de lo ocurrido en una de esas viviendas, en la que vivían Henry y uno de sus hermanos mayores. En la que ocurrió el crimen, según recoge Brais Cedeira en El Español.

Sobre las once de la mañana era detenido. Salió esposado de su portal seis horas después de quitarle la vida a su madre a base de golpes. Fue una auténtica paliza. El cadáver de la mujer presentaba diversas contusiones, varias de ellas en la cabeza.

Tenía una bastante grave, y quizás fue la que le ocasionó la muerte. Según fuentes cercanas al caso, había dentro de la casa rastros de sangre y objetos tirados por el suelo. El signo inequívoco de que se produjo un enorme forcejeo. Cuando le detuvieron, Henry todavía sangraba por la mano.

Cuentan a EL ESPAÑOL varios vecinos cercanos a la familia que Henry se despertó horas después, a eso de las nueve de la mañana. Estaba cubierto de manchas de sangre. Su madre yacía muerta en el suelo de la vivienda. No se movía. Avisó entonces a su hermano con un mensaje de whatsapp de la barbaridad que acababa de cometer.

Este, a su vez, alertó en ese instante a la Policía Local, cuyos agentes se presentaron en la casa en los minutos posteriores a la llamada. Fueron ellos quienes se llevaron a Henry esposado. No ofreció resistencia.

Sus profesores y compañeros lo consideraban un estudiante “muy inteligente”, sobre todo en matemáticas y en física, pero que no se aplicaba. En clase era “tranquilo”, “un poco rarito”, “iba a su bola”. No tenía conflictos con nadie, dice esta fuente, que tampoco se explica por qué mató a su madre aunque apunta a un posible detonante: el consumo constante de hachís.

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