La ciudad de Buenos Aires, capital de Argentina, no solo es emblemática porque allí se encuentran la Casa de Gobierno (Casa Rosada); el Congreso y sus legisladores; los ministerios públicos y el Cabildo, donde se respiraron los primeros aires de la Revolución por la Independencia en 1810.(El video viral de un cómico que asistió a la ‘quema de droga’ en Argentina )
Hay otros edificios también, más parcos y ocultos, abandonados al paso del tiempo y una modernidad que se empecina en desaparecerlos.
Pero ¿cuál es la historia de aquellas estructuras olvidadas, no sólo en la ciudad, sino también en parajes sórdidos, cubiertos de maleza y alejados de toda civilización?
«Entramos a los edificios abandonados porque queremos hacer algo artístico de lo antiguo y mostrar su atractivo. Es una sensación de adrenalina ingresar y ver que el tiempo, a veces, se detiene o, también, te destruye», explica Lucas Galarza, de 25 años, cuando se refiere al Urbex, una nueva práctica exploratoria que se desarrolla sobre todo en el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA) o Gran Buenos Aires.(Arquitectura modular: un lujo asequible)
Pero como toda actividad, tiene sus reglas. Galarza, junto a su pareja Micaela Campestrini, de 24 años, comenzaron a realizar exploraciones urbanas desde el año pasado, donde luego de investigar sobre el tema, supieron que no sólo se trataba de ingresar a estructuras despojadas y tomar fotos, sino también contar su historia y mantenerlas como las encontraron: en secreto.
«Habíamos realizado un viaje al sur del país, donde hay mansiones que fueron habitadas por nazis que escapaban de Alemania, y saber realmente la historia del lugar es lo que lo hace importante y lo provee de identidad», cuenta Campestrini.
No revelar la ubicación exacta del lugar, no violentar ninguna entrada para el ingreso, no arruinar el interior con pintadas o basura, investigar y dar a conocer la historia de lo que fue antes. Esas son las reglas básicas del Urbex, explican los exploradores, para cualquiera que se inicie en la práctica.(Cómo hizo la Medellín violenta de Pablo Escobar para convertirse en una ciudad modelo en la región)
Lucas y Micaela tienen más de 25 exploraciones hechas en Buenos Aires. Sanatorios de hospitales, mansiones coloniales en zonas rurales y fábricas industriales son los más visitados. «En el cordón industrial del Gran Buenos Aires abundan muchos lugares. Nosotros subimos todas nuestras intervenciones a una cuenta de Facebook. Es una manera de mantener viva las estructuras», afirma Galarza.
Pero ellos no son los únicos que recorren Buenos Aires en busca de estructuras marginadas. En las redes sociales, cada vez hay más grupos «Urbex», que se organizan para ir a distintos puntos donde existe información sobre un nuevo lugar para entrar.
«Es una sensación de adrenalina ingresar y ver que el tiempo, a veces, se detiene o, también, te destruye», explica Lucas Galarza, de 25 años, cuando se refiere al Urbex https://t.co/yIVPJYaDH5 pic.twitter.com/pMX9tcBABR
— MELCAHIA (@MELCAHIA_) 16 de noviembre de 2018
Para Micaela y Lucas, lo importante es la precaución: «Hay que tener cierto recaudo a la hora de elegir qué vas a visitar por primera vez y con quién. A veces podés entrar y encontrarte que hay gente ocupando el espacio y pueden sacarte de manera violenta o, también, algún vecino puede llamar a la policía si observan movimientos extraños».(Una pareja argentina cansada de los robos constantes instala cámaras y pillan a esta ladrona )
La pareja no recuerda una situación de tensión mientras realizaban la actividad, ya que hacen una inspección previa del lugar antes, pero sí hay historias de altercados, incluso con armas de fuego: «En muchos pueblos chicos donde hay mansiones coloniales, los vecinos son pocos y cuando ven a gente extraña, sale armada a la calle. A algunos colegas los sacaron con tiros al aire», cuenta Lucas.
Entre los lugares más interesantes que visitaron, los exploradores recuerdan el antiguo pabellón del Hospital Tornú, una clínica médica inaugurada en 1904, cuya sección de Maternidad y Lactancia fue cerrada y abandonada en 1977. Todavía, afirman, hay sillas de ruedas y elementos propios de la época, como carteles de propaganda política y hasta envoltorios de golosinas. Las visitas al antiguo pabellón fueron tantas, que las actuales autoridades del nosocomio clausuraron con maderas y ladrillos todos los accesos.
tra estructura imponente que se puede recorrer es una ex fábrica química de la década de los 30, ubicada en la localidad de Ezeiza, a pocos kilómetros del aeropuerto internacional del país. Está instalada en un pequeño pueblo, donde solo quedó el esqueleto macizo de varios pisos, hechos de hierros y con grandes tanques y contenedores aún para usar, de lo que fue una de las principales plantas de Buenos Aires.(El vía crucis de la viuda de Pablo Escobar para llegar a Argentina)
Pero también hay sitios que son leyendas en el ambiente urbano: una cárcel abandonada en la misma localidad de Ezeiza que fue construida durante la dictadura militar (1978-1983), con supuestos túneles ocultos y extensos. Hoy la estructura es custodiada por la policía: «Los lugares con esas historias llaman mucho la atención, pero también son los más peligrosos. Y el secreto de esto es pasar un buen momento, no recorrer estresado al saber que alguien te puede sacar», resalta Micaela.
La pareja tiene un objetivo en común respecto a la actividad en los próximos años: recorrer toda Argentina y retratar en un «Diario Urbex», los lugares ocultos que aún nadie descubrió, para continuar con su arte y así, según sus palabras, demostrar que el paso del «tiempo también es algo bello».