FRONTERAS Y SIN PAPELES

«Pido perdón a México», la historia de la mujer que rechazó un plato de frijoles y desató la ira contra la caravana de migrantes

"Pido perdón a México", la historia de la mujer que rechazó un plato de frijoles y desató la ira contra la caravana de migrantes
La migrante hondureña que rechazó los frijoles mexicanos. EP

Un plato de frijoles está en el centro de la polémica en México.

En un video que ha circulado por las redes sociales, se veía a una migrante hondureña diciendo que el plato de frijoles que le dieron de comer en un albergue de la ciudad de Tijuana estaba «fatal» y que era comida para cerdos.

Este desafortunado comentario ha influido en el rechazo de algunos mexicanos a la caravana de migrantes, en su mayoría provenientes de Honduras, que en los últimos días han ido llegando a la ciudad de Tijuana, en el norte de México.

En las redes sociales circulan innumerables comentarios críticos con esta mujer y su actitud ante la ayuda que se ha brindado a los migrantes en el país.

«Aquí somos pobres: comemos frijoles» fue una de las consignas más escuchadas en una inusual manifestación en contra de los migrantes que hubo este domingo en Tijuana, una ciudad tradicionalmente hospitalaria, ya que más de la mitad de su población es de migrantes.

«Fuera hondureños, aquí no los queremos», gritaban unas 200 personas que se acercaron hasta el refugio en un intento de atacar a los hondureños que fue detenido por la policía antimotines.

«Yo pido perdón a los mexicanos»

En el video de 21 segundos de duración que circula en las redes sociales, la mujer dice a la televisión alemana Deutsche Welle:

«Mira lo que están dando: puros frijoles molidos, como si le estuvieran dando de comer a los chanchos. Y ni modo, hay que comernos esa comida porque si no nos morimos de hambre».

Ana Gabriela Rojas de BBC News Mundo logró hablar con la protagonista de la grabación.

«Aquí no nos quieren. Nos lanzaron piedras»: la caravana de migrantes llega a Tijuana, México, desde donde pedirán asilo en EE.UU.

Se llama Miriam Celaya y cuando la encontramos estaba a punto de irse con sus hijas pequeñas del albergue, en parte, dice, por el «bullying» que ha recibido de otros hondureños por haber afectado su imagen ante los mexicanos.

Antes de marcharse, Celaya le explicó a BBC Mundo que ella dejó Honduras para ir a Estados Unidos para que operaran a una de sus hijas, Brittany, de 11 años y que es sordomuda.

«Yo solo quiero conseguir tratamiento para que ella pueda oír y que no podía pagar en mi país. Si luego tengo que volver allá, lo hago», dice.

Y sobre el incidente, lo que quiere es disculparse.

«Yo pido perdón a los mexicanos. Mil disculpas. Hemos caminado por todo México y hemos recibido mucha ayuda. Tengo todo que agradecerles. Yo he criado a mis hijos con muchos esfuerzos y dándoles frijoles y tortillas», cuenta entre lágrimas.

Explica que cuando el periodista llegó a entrevistarla estaba ofuscada por un incidente que había ocurrido momentos antes.

«Uno de los jóvenes que estaba repartiendo la comida, intentó forzar a mi hija a que comiera, cuando ella estaba enferma del estómago. Como ella no quería, él se quejó: ‘Estos putos hondureños no quieren comer frijoles'».

Celaya insiste que todo esto le ha afectado mucho a ella y su familia. A México, dice, le tiene solo cariño: «Nos han dado comida, ropa, medicina, cuando no era su obligación».

BBC Mundo no encontró al joven que supuestamente maltrató a Miriam Celaya y su hija.

«Comentario fuera de contexto»

El periodista de Deutsche Welle que grabó el video, Aitor Saez, comenta a BBC Mundo que nunca imaginó»que este comentario pudiera desencadenar una reacción así».

Su reportaje final duraba 4 minutos en los que se mostraban una variedad de voces. Solo tomaron esos 21 segundos para circular por las redes.

«Fueron declaraciones sacadas de contexto y usadas por la gente que está en contra de los migrantes para avivar los ánimos», dice.

Cuenta que el video fue realizado el jueves pasado, cuando el refugio apenas abría y que las mismas autoridades reconocían que estaban desbordadas.

Miguel Figueroa Zandoval, director de Desarrollo Social del Municipio, que está a cargo de las instalaciones, dice que «el frijol es un alimento básico para los mexicanos y es muy rico».

«No pensamos que a alguien no le pudieran gustar. De hecho, ese día la olla quedó vacía».

Señala que está seguro que el incidente se trata de un «caso aislado, pues todos los empleados del ayuntamiento tenemos la disposición de atender con amabilidad a los migrantes».

Sin embargo, «pide una disculpa», si es que hubo algún inconveniente.

Para contrarrestar la polémica, un grupo de hondureños grabó un video en el que aseguraban estar muy agradecidos con los mexicanos por todo lo que les han dado, por el «bocado que se han quitado para dárnoslo».

También organizaron una jornada de limpieza y colgaron una manta a la entrada del refugio que dice: «Gracias México por su ayuda y cariño».

Este video cayó en tierra fértil para que surgiera la xenofobia y racismo, coinciden dos expertos en comunicación entrevistados por BBC Mundo.

«Es importante ser críticos y tener cuidado con lo que consumimos en internet. Es muy fácil modificar una foto, cortar un video y manipular la información. Ahora faltaba un motivo para que despertara el odio contra esta gente vulnerable», asegura Martín Pineda, a cargo de las redes sociales de la ONG Centro de Recursos Centroamericanos.

«Los frijoles son un alimento que provoca muchos sentimientos a los mexicanos, porque es parte de su cultura. Los indignó que si regalan lo que tienen fueran rechazados».

Claudia Benassini, investigadora en medios digitales de la Universidad La Salle en la Ciudad de México, explica que este es un caso clásico en el que «la viralidad de los contenidos tiene fines poco claros: no sabemos ni sabremos quienes están detrás de esto».

Pero, dice, la información se ha manipulado para crear rechazo a los hondureños.

Tras el incidente de Miriam Celaya y el plato de frijoles, entre los contenidos que se han hecho virales hay uno especialmente explicativo, dicen los expertos.

Una foto muestra a un hombre con un cartel en el que dice: «En Honduras no comemos frijoles. Si vas a apoyar, que sea algo digno».

Esa imagen es de un activista que fue asesinado el año pasado y cuyo cartel decía en realidad: «Quiero que mis hijos tengan una educación pública de calidad, sin represión ni autoritarismo».

Tras la manifestación del domingo y los contenidos racistas que circulan encontra de los migrantes, estos salen menos del refugio en Tijuana.

Elsa, una estudiante mexicana de 14 años que vive cerca del refugio, le dijo a su padre después de asomarse por las rejas del recinto: «Yo no sé porqué hablan tan mal de los hondureños. En el internet dicen que son malos y molestan a la gente, pero yo no he visto nada de eso. Mejor no me creo lo que dicen y veo con mis propios ojos cómo son».

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