El periodista saudita asesinado en el consulado de su país en Estambul, Jamal Khashoggi, calificaba en privado al príncipe heredero Mohammed bin Salman (MBS) como una «bestia«, de acuerdo a una investigación de la cadena estadounidense CNN que accedió a un intercambio de mensajes de WhatsApp con un activista y que era observado por los servicios de inteligencia sauditas. (El turco Erdogan reclama a Arabia Saudí la entrega de los asesinos de Khashoggi)
Khashoggi estaba exiliado en Turquía tras haber entrado en conflicto con MBS y el 2 de octubre ingresó al consulado de Arabia Saudita en Estambul para conseguir los documentos necesarios para casarse con su prometida turca. Nunca más se supo de él.
Desde un principio las autoridades turcas indicaron que Khashoggi había sido asesinado en la delegación diplomática por orden de funcionarios «del más alto nivel» dentro gobierno saudita. (Donald Trump sólo piensa en la ‘pasta’ y minimiza la implicación del príncipe saudí en el atroz asesinato de Khashoggi)
Pero Riad lo negó, aseguró que el periodista estaba vivo. Sin embargo, tiempo después cambió su postura y reconoció que había muerto a manos de un grupo de agentes de inteligencia rebeldes, a quienes se encuentra juzgando en este momento.
MBS, el joven príncipe de 33 años que fue designado heredero del rey en 2017 y desde entonces se encuentra en un proceso purga interna entre sus opositores y de consolidación de poder, fue de inmediato el principal sospechoso de acuerdo a las autoridades turcas y a un informe de la CIA estadounidense.
En una serie de mensajes enviados por Khashoggi al activista saudita radicado en Canadá, Omar Abdulaziz, se observa que el periodista disidente mantenía una postura crítica moderada contra MBS en sus columnas para el Washington Post pero que en privado estaba preocupado por la «bestia» y «pac-man» que devoraba todo a su paso.
«Mientras más víctimas devora, más quiere. No me sorprendería que la opresión alcanzara incluso a aquellos que lo apoyan, y luego a otros y a otros», indicó Khashoggi a Abdulaziz en uno de los mensajes de WhatsApp a los que tuvo acceso CNN.
En mayo de este año, luego de que el gobierno saudita arrestara a un gran número de activistas, Khashoggi opinó en privado que las detenciones eran injustificadas e ilógicas. «Pero la tiranía no tiene lógica, ama la fuerza y la opresión y necesita demostrarlas», consideró. «Ya no tengo fe en la lógica para analizar la mente del hombre», agregó, en relación a MBS.
Khashoggi y Abdulaziz planeaban formar un movimiento juvenil online de sauditas críticos de las autoridades, convencido de que MBS era un problema que debía ser solucionado.
En agosto Khashoggi comenzó a creer que sus mensajes estaban siendo leídos por los servicios de inteligencia sauditas. Dos meses después fue asesinado.
De acuerdo a Abdulaziz, esto fue posible porque Riad hackeó su teléfono para llegar a las conversaciones con Khashoggi. «El hackeo de mi celular fue un elemento central en lo que le pasó a Jamal, lamento mucho decir esto. La culpa me está matando», dijo Abdulaziz a la CNN.
El activista había comenzado a criticar al reino saudita mientras realizaba estudios de posgrado en Canadá con una beca del gobierno. Entonces dejaron de pagar sus estudios y en 2014 solicitó asilo en el país norteamericano.
Sus intercambios con Khashoggi, otro exiliado que se instaló primero en Estados Unidos y luego en Turquía, comenzaron en octubre de 2017 y pronto diseñaron un plan para crear un «ejército electrónico» que pudiera interpelar a los jóvenes en Arabia Saudita con críticas en redes sociales al reino wahabita del monarca Salman bin Abdulaziz y su hijo MBS.
El eje de esta campaña iba a estar en las violaciones a los derechos humanos en el país y el poder absoluto de la monarquía de la casa de los Saud, y se iba gestar gracias a la reputación como periodista de Khashoggi y la popularidad en redes sociales de Omar Abdulaziz, quien alcanza los 340.000 seguidores en Twitter.
Además, el «ejército electrónico», o «abejas», como las llamaban, se apoyaría en los fondos recolectados por Khashoggi, vinculado a diferentes príncipes sauditas enfrentados con MBS.
Abdulaziz comenzó a contactar gente y realizar actividades online para reclutar más «abejas» y pronto las autoridades sauditas se enteraron del proyecto y arrestaron a numerosos simpatizantes dentro de Arabia Saudita.
Cuando Khashoggi se enteró de esto apenas dijo «Dios nos ayude» y preguntó por las familias de los arrestados, ante lo cual Abdulaziz señaló que su propio hermano estaba en peligro de ser detenido.
«Que Dios te proteja, tú estás en Canadá que es un santuario para las personas perseguidas. Que Dios te proteja de cualquier Khaddafi o la estupidez de un Khaddafi», dijo Khashoggi, en referencia al brutal dictador libio asesinado por rebeldes en 2011. «No discutas el tema de las abejas ni siquiera en Instagram», agregó.
El «Citizen Lab» de la Universidad de Toronto fue el que notificó a Abdulaziz sobre el hackeo de su teléfono, para lo cual se habría utilizado un poderoso software desarrollado en Israel y utilizado por Arabia Saudita. El domingo los abogados del joven activista demandaron a la empresa de Tel Aviv NSO, que al momento contestó que sus productos están diseñados para combatir redes terroristas y criminales, y que investigarán un presunto uso ilegal por parte de Arabia Saudita.
A medida que Khashoggi y Abdulaziz acumulaban pruebas de estar siendo escuchados comenzaron a utilizar otros servicios de mensajería encriptados, como Telegram o Signal, así como también a realizar mensajes de voz y llamados telefónicos de acuerdo al tema discutido.
Pero antes de darse cuenta del hackeo y del peligro que corría, Abdulaziz había sido contactado en mayo por dos agentes de MBS que viajaron a Canadá para hablar con él. El activista grabó todas las conversaciones mantenidas en el lobby de un hotel y las compartió con CNN.
En una de éstas los enviados, Abdullah y Malek, le indicaron que MBS lo seguía en Twitter y que quería ofrecerle trabajo. Además, le informaron que Saud al Qathani, jefe de redes sociales de MBS y acusado por Turquía de dirigir la operación de asesinato de Khashoggi, también estaba siguiendo la carrera de Abdulaziz, le informaron.
En consecuencia los agentes le pidieron al activista que fuera a la embajada de Arabia Saudita en Canadá para retirar unos papeles. Khashoggi le recomendó que no lo hiciera y que sólo se reuniera con ellos en lugares públicos, «salvándome la vida», contó Abdulaziz.
Pero el veterano periodista no siguió su propio consejo y el 2 de octubre ingresó al consulado saudita en Estambul, por última vez.