Dos monjas en Nueva York han acudido a las redes sociales para denunciar la mala conducta sexual en las comunidades de fe, incluyendo su propia iglesia ortodoxa, bajo el lema «#ChurchToo». (Las ‘vírgenes consagradas’, las mujeres que se casan con Cristo (pero no son monjas))
Las monjas recurrieron a las plataformas de Facebook e Instagram desde el pasado octubre cuando el supervisor de su convento, el sacerdote Gerasimos Makris, acusado de mala conducta sexual, se le permitió regresar a su iglesia en Brooklyn, señala el diario New York Post.
En el otoño de 2017 salió a relucir la primera denuncia de una mujer que dio «sentirse incómoda» en su interacción con Makris, lo que incluyó abrazos muy prolongados y se le pidió al religioso no tener contacto con ésta.
Ver esta publicación en InstagramUna publicación compartida de White Field Farm (@whitefieldfarmsoapco) el 18 Nov, 2018 a las 11:51 PST
El pasado enero, el sacerdote admitió durante una reunión haber tenido relaciones con otras dos mujeres adultas «y aunque no fueron las interacciones sexuales usuales que uno imagina, no fueron apropiadas«, señaló al Post el obispo Andonios Paropoulos, al frente del Arzobispdo Griego Ortodoxo.
El Post indica además que pese a que una «corte espiritual» de la Arquidiócesis recomendó que fuera vetado, jerarcas de la iglesia le reinstalaron, luego de haber asistido a tratamiento «y por pedido de sus feligreses».
Las religiosas comenzaron entonces una campaña en las redes sociales abogando por cambios, en las que aparecían con sus hábitos, con mensajes como «el silencio no es espiritual», «crean a los supervivientes», «pongan fin a la cultura de la violación», entre muchos otros, agrega el rotativo.
El pasado noviembre los mensajes de las monjas, que trabajan con víctimas de tráfico humano, fueron de «el abuso sexual es real. Ocurre en nuestras familias, en nuestras comunidades locales, en nuestras comunidades de fe, en cada denominación cristiana, incluyendo a la iglesia ortodoxa».
Ver esta publicación en InstagramUna publicación compartida de White Field Farm (@whitefieldfarmsoapco) el 28 Nov, 2018 a las 2:04 PST
De acuerdo con el Post, es el más reciente escándalo en la iglesia Griega Ortodoxa y la parroquia de la Santa Cruz, cuyo exlíder, reverendo George Passiasas, fue apartado del sacerdocio luego de que el periódico revelara su relación con la directora de la escuela, una mujer casada a la que embarazó. (Dos monjas roban medio millón de dólares y lo gastan en viajes y casinos)
Ver esta publicación en InstagramUna publicación compartida de White Field Farm (@whitefieldfarmsoapco) el 13 Nov, 2018 a las 1:53 PST
Del #MeToo al #ChurchToo
El movimiento que lanzaron las monjas neoyorquinas rememora la lucha que dieron en medios digitales activistas y actrices hace unos meses para dar a conocer los abusos que se presentan en la industria de la farándula, específicamente en Hollywood.
La intérprete Asia Argento denunció haber sido violada por el productor Harvey Weinstein, desatando un tsunami de denuncias que salpicaron a otras personalidades como Kevin Spacey, Louis C.K, Morgan Freeman, Steve Wynn, Ken Friedman y James Toback. En total, se cuentan más de 400 acusaciones públicas, la mayoría no llegaron a instancias penales.
El movimiento #MeToo rebasó la esfera de los problemas de comportamiento sexual en la industria del entretenimiento y llegó hasta la vida social, dando pie a denuncias de mujeres en todo tipo de circunstancias.