Las dos monjas señaladas por el hurto de medio millón de dólares son las hermanas Mary Margaret Kreuper (exdirectora) y Lana Chang, (exprofesora) de la escuela Católica San James, de donde presuntamente robaron el dinero que los padres entregaban por concepto de cuotas y donaciones. (Una monja de Vigo se enfrenta a dos años y medio de prisión)
«Sabemos que solían viajar con frecuencia. Sabemos que acostumbraban visitar casinos; y la verdad es que usaron la cuenta de la escuela como su cuenta personal«, aseguró el abogado del colegio.
Kreuper y Chang contaban a los padres de familia que la escuela operaba con un presupuesto limitado, mientras ellas se gastaban el dinero en viajes y juegos de azar en casinos.
El medio millón de dólares sólo representa lo que los auditores han podido rastrear en seis años de registros bancarios y las transacciones en efectivo no podrán ser incluidas, además de que el uso indebido de los fondos había estado ocurriendo al menos 10 años, dijeron funcionarios de la arquidiócesis de Los Ángeles a padres y exalumnos. (El ‘rufián’ Gabriel se pone en plan ‘monja de clausura’ tras recibir un estacazo de Jordi Évole)
El escándalo se dio a conocer, cuando la escuela anunció que se había notificado a la policía que las hermanas Margaret Kreuper y Lana Chang, se habían visto «involucradas en el uso personal de una cantidad sustancial de los fondos escolares».
Las dos monjas que se retiraron de sus servicios en la escuela a principios de este año, expresaron su remordimiento y acordaron devolver el dinero, por lo cual ni la arquidiósecis ni la iglesia presentaron cargos a la policía.
Michael Meyers, monseñor de la iglesia de Los Ángeles, dijo a que la arquidiócesis había iniciado una auditoría de rutina seis meses antes del retiro de las hermanas, al mismo tiempo una familia solicitó una copia de su cheque a la escuela y notó que había sido depositado en otra cuenta bancaria, ajena a la del colegio.
Fue cuando Kreuper «se mostró muy nerviosa» por la revisión de las finanzas de la escuela y solicitó al personal que modificara los registros; entonces un auditor interno alertó de estos movimientos percatándose de que «algo estaba mal», confirmando después sus sospechas.
La arquidiócesis luego contrató a un auditor independiente para hacer más exhaustiva la revisión, encontrando una «cuenta olvidada» a la que únicamente tenían acceso las religiosas.
Las monjas ya han sido removidas del ministerio y trasladadas a conventos separados, indicó Meyers, no se interpondrán cargos criminales porque la congregación de las Hermanas de San José de Carondelet, a la que pertenecen, acordó pagar completamente la suma sustraída de la escuela e imponer sanciones severas a las monjas.