Los ejecutivos exitosos tienen algo en común, es lo que recogen las bibliografías en materia de emprendimiento y empresas, todos inician sus días con rutinas predecibles y antes de que salga el sol.
Tim Cook, el CEO de Apple, se levanta a las 3:45 de la mañana, por ejemplo, y Richard Branson —el que más remolonea en este grupo— a las 5, según un informe de The Wall Street Journal (WSJ). (Internet: Los 6 mejores trucos de Google Drive para mejorar tu productividad)
Mientras el resto de los humanos duerme, estas personas hacen la parte más exigente de su trabajo. La razón son las condiciones que encuentran:
• Las distracciones se reducen al mínimo: los hijos no se han levantado, no hay consultas de colegas.
• No hay e-mails urgentes, no hay casi noticias.
• La actividad en las redes sociales está muy reducida.
«Cuando uno tiene paz y quietud y no tiene que preocuparse por la gente que trata de obtener su atención, uno es muchísimo más eficiente y puede realizar trabajos importantes«, dijo a WSJ el psicólogo Josh Davis, director de investigación en NeuroLeadership Institute.
Al levantarse a las 4 de la mañana se eliminan muchos de los obstáculos que se cuelan en la rutina: «Nadie espera que uno responda un e-mail o atienda una llamada. Nadie publica en Facebook. Uno ha eliminado las tentaciones internas y las externas«.(Luis Ventoso: «Vincular salario y productividad sería bueno en los funcionarios pero el Gobierno no se atreverá»)
Sin embargo, los seres humanos necesitan dormir y muchas veces las condiciones de la vida no permiten el lujo de dormir temprano o no ocuparse de llevar a los hijos a la escuela.
Para esos casos, Inc. recomendó una adaptación del ambiente a partir el momento en que, con el sol en el cielo, una persona llega a su trabajo.
Según el consejo de la psicóloga Melissa Gratias, experta en productividad, la publicación resumió cinco claves para crear una suerte de ritual matinal que permita sentarse al escritorio y no perder el tiempo.(Las 5 cosas nuevas que puedes hacer con tu Gmail sin salir del correo)
1. Siga una rutina predecible
Planifique los primeros 30 a 60 minutos de sus días. ¿Qué necesita para comenzar bien la jornada y cuánto tiempo debería reservarle a cada tarea?
2. No comience por el correo electrónico
Es mejor que entre esas primeras tareas no se encuentre la de revisar su bandeja de entrada. Una vez que lo haga, puede quedar atrapado en una vorágine de necesidades ajenas. Déjelo para el final.
3.Reduzca las interrupciones al mínimo
Ponga su teléfono en silencio, y elimine las notificaciones del correo electrónico. Organice sus reuniones cortas.
4. Incluya tareas productivas
Su ritual inicial es un tiempo para mirar su agenda de los días siguientes, actualizar su lista de objetivos, destacar sus prioridades para ese día, despejar su escritorio (el real y el virtual) y hacer un poco de elongación. Evite tareas que agoten su productividad (o la de otros).
5. Premios auto-impuestos
Si le cuesta mantener un ritual matinal, agréguele un incentivo: otórguese el premio de una actividad o un objeto que le guste cada vez que realice alguna de las actividades más difíciles.