El 6 de julio pasado, el mayor general Manuel Quevedo se unió en oración a su esposa, un sacerdote católico y un grupo de trabajadores petroleros en una sala de conferencias de la sede de Petróleos de Venezuela (PDVSA) en Caracas.
En la ceremonia, Quevedo y otros altos funcionarios de la industria petrolera venezolana le pidieron a Dios incrementar la producción de crudo. «Este espacio de paz y espiritualidad», se lee en un comunicado del Ministerio de Petróleo que luego fue retirado de su página web, «estuvo acompañado por las peticiones de la clase trabajadora dirigidas a la recuperación productiva de la industria».
El dictador Nicolás Maduro sorprendió a muchos en noviembre de 2017 cuando nombró a Quevedo, un alto oficial de la Guardia Nacional sin experiencia en el sector petrolero, para dirigir PDVSA.(Avanza la revolución chavista: Se incendia otra planta de PDVSA en Venezuela (Vídeo))
Desde entonces, las acciones de Quevedo han despertado aún más dudas de que él y los demás militares que dirigen PDVSA tengan un plan viable para rescatar la empresa de una deuda aplastante, el éxodo de buena parte de sus trabajadores y una producción menguante, que ha bajado a su menor nivel en casi siete décadas.
Además de suplicar al cielo, Quevedo ha ejecutado en los últimos meses una serie de polémicas medidas que expertos de la industria, empleados y contratistas de PDVSA e, incluso, ciudadanos comunes, dicen está empujando a la ruina a la otrora respetada y rentable compañía. Soldados armados con fusiles AK-47, siguiendo órdenes de prevenir trampas en los manifiestos de carga, ahora abordan tanqueros para acompañar las inspecciones, creando temor entre muchos capitanes y tripulantes extranjeros.
Los trabajadores que cometan errores al operar los cada vez mas deteriorados equipos de PDVSA enfrentan el riesgo de ser arrestados bajo acusaciones de sabotaje o corrupción. Asimismo, jefes militares con nexos con el sector privado se disputan con otros contratistas lucrativos contratos de servicios y negocios de suministro a la compañía.(Denuncian un desfalco de 100 millones en Pdvsa Gas Colombia)
«Vemos una política de destrucción de la industria petrolera», dijo José Bodas, secretario general de la Federación de Trabajadores del Petróleo, un sindicato nacional de trabajadores. «Los militares no escuchan a los trabajadores. Pretenden dar órdenes, con el agravante de que desconocen la naturaleza de un trabajo tan complejo».
Maduro defiende a los jefes militares argumentando que están más en sintonía con su visión socialista en comparación con profesionales capitalistas de la industria que «explotan» al país para beneficio personal.(Confesiones de un banquero: familiares de Maduro en la red corrupta que robó a PDVSA USD 1200 Millones)
«Quiero a una PDVSA socialista», dijo el presidente a la Asamblea Nacional Constituyente a comienzos de año. «Una PDVSA ética, soberana y productiva. Hay que romper el modelo rentista petrolero», agregó.
Aunque rara vez hace discursos públicos, a su llegada a una reunión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo en Viena en junio, Quevedo dijo a periodistas que PDVSA era consciente de sus desafíos y esperaba revertir en pocos meses la caída de la producción.
«Esperamos a fin de año recuperar la producción diferida», dijo en un pronóstico que no se cumplió. «Tenemos la capacidad, hemos llamado a la fuerza de los trabajadores», agregó.(Procesaron en Andorra a dos ex ministros de Hugo Chávez por un expolio de USD 2.000 millones a PDVSA)
Sin embargo, dicen los críticos que los militares que dirigen PDVSA han dejado de lado cualquier pretensión de manejar la compañía como un verdadero negocio, haciendo poco por detener la veloz caída en la producción o aliviar los problemas financieros, operativos y de personal de la petrolera.
Sin importar el grado de disfunción, PDVSA sigue siendo una rara y crucial fuente de moneda extranjera para la debilitada nación OPEP. Para Maduro, quien llegó a la presidencia después de que Chávez falleció en 2013, la entrega de la compañía a los militares fue un movimiento calculado para comprar la lealtad de oficiales clave, según observadores.(Los médicos cubanos demandan a PDVSA por esclavitud)
«Ahora nadie va a poder sacar a los militares de PDVSA», dijo Rafael Ramírez, exministro de Petróleo. En tiempos de Chávez también dirigió la compañía durante una década, pero tras la muerte del mandatario se enfrentó a Maduro, quien lo acusa a él y a otros exejecutivos de corrupción. «PDVSA es un cuartel», dijo Ramírez.
La petrolera enfrenta dificultades para cumplir sus contratos de suministro a clientes, incluyendo acreedores de China y Rusia que adelantaron miles de millones de dólares al país en la última década a cambio de petróleo. El mes pasado, Igor Sechin, jefe de la petrolera estatal rusa Rosneft, voló a Venezuela y se quejó ante Maduro por los retrasos en los pagos con crudo, informó Reuters.(La petrolera estatal PDVSA pagará USD 2.000 millones a la petrolera ConocoPhillips)
Si bien el apetito por el petróleo venezolano en el mundo no ha disminuido, los problemas operacionales durante la gestión de Quevedo han hecho que la producción caiga un 20 por ciento, a 1,46 millones de barriles por día, según las últimas cifras que Caracas reportó a la OPEP. En enero Quevedo asumirá la presidencia rotativa de la OPEP por un año. Los problemas financieros de PDVSA probablemente demandarán gran parte de su atención.
Se proyecta que el valor bruto de las exportaciones petroleras de PDVSA caerá a 20.900 millones de dólares este año en comparación con los 24.900 millones de dólares del año pasado, según cálculos proporcionados a Reuters por el Centro Internacional de Energía y Ambiente del IESA, una escuela de negocios en Caracas.
Hace una década, el valor de las exportaciones era cuatro veces más alto, de unos 89.000 millones de dólares, según datos de PDVSA. La petrolera no ha publicado su balance financiero de 2017 y tampoco estadísticas sobre su gestión este año.(Una «propina» de 100.000 euros en París destapó la corrupción masiva en PDVSA)