Delincuencia en México

Un héroe: Policía se disfraza para rescatar a 45 niños tomados como rehenes

El oficial logró llegar hasta los niños y proceder a su rescate disfrazado como médico.

Un héroe: Policía se disfraza para rescatar a 45 niños tomados como rehenes
Secuestro en el Colegio Hispanoamericano.

Un policía se convirtió en el héroe. El oficial se disfrazó de médico para rescatar a 45 niños y dos maestras que un hombre mantenía como rehenes dentro del Colegio Hispanoamericano en México. (El mejor policía infiltrado: No se bañaba, dormía en la calle y se drogaba para desarticular una banda de narcotraficantes)

El hombre identificado como Arnoldo «N» escaló, sin camisa y con sombrero, la barda perimetral del instituto educativo donde se dirigió a la cocina para tomar dos cuchillos. (Unos caballos ayudan a la Policía a atrapar a este delincuente prófugo en EE.UU.)

Ya armado se dirigió al patio del plantel donde retuvo a 12 alumnos y su maestra y después se dirigió a uno de los salones, donde halló al resto de los alumnos con otra profesora.

Ante la alarma, elementos de la Policía Estatal, Municipal y de Protección Civil llegaron a las inmediaciones del plantel para desplegar un operativo de salvaguarda y rescate. Los padres de familia también llegaron a la escuela, en espera de noticias sobre sus hijos.

Fue Ricardo Rosales Aguayo, encargado de la Coordinación Subcostera de la Fiscalía de Nayarit, quien entabló el primer contacto con el sujeto de 42 años y originario de Guanajuato, que mantuvo a los rehenes encerrados en un salón de clases.

 

 

El oficial mencionó que la conversación de Arnoldo era incoherente y entre sus peticiones para liberar a los menores de edad y a los profesores estaban incendiar dos gasolineras, una pipa, dos bolsas de la droga conocida como crystal y un encendedor.

Tras la negativa de cumplir las demandas, Rosales Aguayo fingió ser un médico que, con maletín y estetoscopio, ingresó al colegio para revisar el estado de salud de algunos niños.

El policía logró ganarse poco a poco la confianza de Arnoldo, que en un momento de crisis solicitó dos cervezas y al no recibirlas amenazó con matar a sus rehenes.


Fue el momento que Ricardo Rosales Aguayo aprovechó para desarmar y distraer al hombre, al gritar: «cuidado con el niño».

«Me retiro cinco pasos, le hago señal al capitán de la Marina y le grité. Entonces, volteó y se asustó. Me metí entre la mano donde tenía el cuchillo y se detuvo, gracias a Dios«, comentó Aguayo a El Heraldo de México.

El momento fue aprovechado por el resto de los oficiales para desalojar el salón de clases y conducir a los alumnos hacia un taller mecánico contiguo, en donde fueron entregados a sus padres.

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