Una adolescente de catorce años fue detenida en Estados Unidos por robarse un vehículo repartidor de pizzas para ir a la casa de su novio. El plan de ambos, según la policía, era seguir cometiendo delitos con el auto robado. (Confirmado científicamente: una pizza familiar tiene más ‘pizza’ que dos medianas)
Josie Bigelow llamó a un restaurante de la cadena Papa John’s y ordenó una pizza. La joven le dio indicaciones a la voz del otro lado del teléfono para que el pedido fuera entregado en la casa de un vecino que vive en Lehigh Heights, una zona residencial de Florida. (¿Sabías que Sayoc además de fabricar bombas, era bailarín exótico, culturista y repartidor de pizza?)
De acuerdo con los reportes de la policía del condado de Lee, el repartidor llegó a la dirección que le había dicho la chica. Pero cuando se acercó a la puerta, escuchó que alguien saltó de entre los arbustos que rodeaban la casa.
Era la menor, quien permaneció oculta todo el rato y aprovechó el descuido del repartidor para abordar el Ford Taurus 2006 que conducía.
Christopher Cook, el distribuidor de 49 años, dijo a la policía que sólo pudo ver cómo se alejaba su auto después de que una «jovencita» apareció de la nada y se lo llevó sin permiso.
«Esa joven va por el camino equivocado», expresó el repartidor cuando fue entrevistado por los reporteros de la cadena estadounidense de televisión WBBH.
Las autoridades informaron que la joven se dirigió primero a la secundaria Lehigh Acres, pero huyó de ahí cuando vio que un agente se le acercaba. Después fue perseguida por un helicóptero policial.
Josie Bigelow fue detenida a unos 10 kilómetros de su casa y de ahí fue trasladada a un centro para delincuentes juveniles, aunque horas después fue liberada.
El padre de la menor, identificado como Joseph Bigelow, aseguró que el plan de su hija era verse con su novio para seguir delinquiendo. Algo parecido a lo que ocurre en la serie británica de Netflix, The End of the Fucking World.
«Le envié a la policía mensajes de texto en los que ella y su novio hablaban de robar y esas cosas», indicó el padre, quien aseguró que su hija necesitaba unas «buenas nalgadas», además de ir a la cárcel para corregir su conducta.
Al final del día, la pizza terminó en el estómago de uno de los policías que atendió la emergencia.