Usado por millones de pasajeros cada año, el Metro de Ciudad de México se ha convertido en un foco de agresiones y secuestros hacia las mujeres, un termómetro de la creciente violencia que enfrentan en la capital y en el país. (Argentina: Autorizan una cesárea a una niña de 12 años embarazada tras una violación)
Como si se tratara de un secreto oculto que al final sale a la luz, las denuncias han ido en aumento y este popular sistema de transporte inaugurado en 1969 se ha convertido, muy a su pesar, en un reflejo de la inseguridad que padecen las mujeres. (Una madre tiene que sostener sus intestinos tras cinco días de la cesárea)
La alarma saltó a finales de enero cuando, a través de redes sociales, se desató una ola de denuncias ante presuntas agresiones, abusos sexuales e intentos de desaparición en el popular Sistema de Transporte Colectivo (STC).
El 1 de febrero, el Gobierno de Ciudad de México anunció que reforzaba la seguridad en esta red, conformada por 12 líneas, con elementos de seguridad y de investigación para prevenir ataques contra mujeres.
Y también se informó que se buscaría conectar las cámaras de vigilancia del Metro con la del C5, el centro capitalino de control.
Para presionar al Gobierno capitalino y visibilizar la problemática, el pasado 2 de febrero miles de mujeres se manifestaron para demandar un alto a los feminicidios y a los intentos de secuestro, con el afán de reflejar ante la sociedad las agresiones de género.
De acuerdo con la ONU, en México asesinan cada día a nueve mujeres. Y solo en enero, se produjeron 133 casos documentados como feminicidios, tipificado como la muerte violenta de las mujeres por razones de género.
La Procuraduría General de Justicia (PGJ, fiscalía) de Ciudad de México informó de la apertura de 11 carpetas de investigación, principalmente por tentativa de privación de libertad, solo en los primeros cinco días del dispositivo especial del Gobierno capitalino.
De acuerdo la fiscalía capitalina, el perfil de las víctimas de secuestro en el Metro son mujeres jóvenes, de entre 20 y 25 años, delgadas, de cabello largo y con la piel morena clara.
Según testimonios, una o varias personas, en su mayoría hombres, sujetan a las mujeres mediante amenazas en los andenes de las estaciones y cuando comienza el forcejeo intentan simular que es «una pelea de pareja».
A muchas de ellas las llevan fuera de las estaciones y las intentan subir a vehículos. Estos crudos relatos no han dejado de conocerse en las últimas horas. Esta semana hubo al menos dos intentos de secuestro en el Metro y en sus cercanías, y han sido detenidos dos presuntos responsables.
Tiffany, de 15 años, fue secuestrada al salir de una estación y abandonada horas después en las cercanías de otra parada del Metro.
Otra joven de 20 años explicó que al salir del Metro un grupo de hombres la metió en un coche y, tras sufrir tocamientos y vejaciones, fue puesta en libertad al descubrir que tenía una cicatriz en el abdomen fruto de una cesárea.
Según declaró ante la fiscalía, y recogen medios locales, los presuntos secuestradores, al ver la marca en la piel, dijeron: «Así, ya no nos sirve».
La violencia contra las mujeres va en aumento en la Ciudad de México y los feminicidios aumentaron 8 % en 2018, una cifra que encaja con el alza de violencia que padece la capital, de acuerdo con datos de la ONG Semáforo Delictivo.
Para documentar este crecimiento de los delitos en el Metro, la plataforma Serendipia publicó a finales de enero un mapa alimentado por denuncias ciudadanas de intentos de secuestro.