Donald Trump no dejará de ser quien es, ni por marketing, ni por tradición, a menos lo dejó claro al explicar que a pesar de que sus asesores le recomendaran tener un perro, el mantiene firme su negativa.
En un acto frente a sus seguidores, describió con admiración la habilidad de los pastores alemanes del servicio secreto para detectar drogas, pero dejó perfectamente en claro que no necesita en su vida cotidiana la compañía canina que cultivaron tantos predecesores suyos.(Artista latinoamericano compra el «pastel de bodas» de Trump y Melania )
«Honestamente, no me molestaría tenerlo, pero no tengo tiempo», dijo el presidente en un acto de campaña en El Paso, Texas, luego de mencionar cómo vio a un pastor alemán descubrir las drogas ocultas en una caja.
Posteriormente, preguntó a la multitud: «¿Qué dirían de mí si apareciera paseando un perro en el jardín de la Casa Blanca?«. La ovación fue casi ensordecedora. El público aprobaba a rabiar la idea. Pero no.
Trump meneó la cabeza. «No sé… no me siento cómodo. Me siento un poco como un farsante«, añadió con un ademán despectivo. El presidente reveló que «mucha gente» le ha sugerido que tenga un perro en la Casa Blanca, junto a su familia, porque «políticamente conviene».(Deja un mensaje racista en un restaurante mexicano de Alabama inspirado en Donald Trump
Beautiful evening in El Paso, Texas last night. God Bless the USA! pic.twitter.com/trqA75KxLN
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 12 de febrero de 2019
«Yo les digo, ‘miren, no es ésa la relación que tengo con mi gente’«, explicó. No está para fingir: en este tema, quiere mantener su esencia. Se desconoce si es que su hijo Barron, de 12 años, le ha realizado algún pedido de este tipo o si comparte la decisión.
Con esta decisión, Trump se aparta de una larga tradición presidencial.
Barack Obama tenía canes de agua portugueses llamados Bo y Sunny; George W. Bush tenía terriers escoceses llamados Barney y Miss Beazley. Bill Clinton tenía a Buddy, un labrador color chocolate, y un gato llamado Socks.(Estoy un poco obsesionada con mi perro, pero no me arrepiento de nada)
También, el vicepresidente Mike Pence tiene varias mascotas, entre ellas un pastor australiano llamado Harley, un conejo llamado Marlon Bundo y una gata llamada Hazel.
La Asociación Estadounidense de Médicos Veterinarios reporta que casi el 57% de los hogares estadounidenses tenía algún tipo de mascota a fines de 2016. Uno de cada cuatro hogares tenía uno o más perros, la tasa más alta desde 1982, cuando inició esta medición.
(Con información de AP)