Los movimientos internacionales ante la crisis política en Venezuela

El dudoso apoyo de China a Maduro y el temor por todo lo que puede perder

Pekin no se ha mostrado como rusia apoyando a Maduro, pero están atentos ante cualquier movimiento que se de en Venezuela.

El dudoso apoyo de China a Maduro y el temor por todo lo que puede perder
Trump (EEUU) y Xi Jinping (CHINA). EP

Geográficamente están muy lejos, pero China se mantiene cerca, vigilante de todo lo que sucede en Venezuela. Más aún después de que Juan Guaidó fuese proclamado «presidente interino».

Pese a que Pekín no se ha mostrado tan vocal ni directo como la Rusia de Putin, las declaraciones del gobierno chino son interpretadas por los observadores de la política local como un respaldo de facto a Maduro.

«China apoya los esfuerzos realizados por el gobierno de Venezuela para mantener la soberanía, la independencia y la estabilidad nacional«, señaló la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores Hua Chunying en rueda de prensa, un día después del acto de Guaidó en Caracas.(Maduro finje preocupación por los venezolanos: acepta medicinas, pero sólo de Cuba y China)

Hua remarcó además que Pekín «se opone a la interferencia extranjera en los asuntos de Venezuela«, en un aparente mensaje a Washington, el primer gobierno en reconocer a Guaidó y en instar a aumentar la presión internacional contra Maduro.

Fiel a su política de no interferencia en asuntos extranjeros, China se ha limitado a llamar a la calma, pero su preocupación por el desenlace de esta coyuntura no cesa.

Y es que Pekín, principal acreedor del gobierno venezolano, se juega mucho en el país sudamericano, coinciden todos los expertos consultados por BBC Mundo.

¿Por qué?

Vayamos por partes.

La clave del petróleo

Los estrechos lazos que hoy han entre China y Venezuela empiezan a construirse a principios y mediados de los años 2000, cuando se alinean los intereses de ambos.

Caracas, con Hugo Chávez en el poder, como parte de una estrategia de política internacional en contra de Estados Unidos, comienza a diversificar los países a los que exportaba petróleo, su principal fuente de riqueza.

Pekín, que se encuentra en pleno proceso de crecimiento económico tras la apertura iniciada en los años 80, comienza a buscar aliados comerciales e ideológicos que le brinden nuevas fuentes de recursos para abastecer la demanda de su vasta población.

Por entonces, China ya es uno de los principales importadores de petróleo, por lo que la relación parecía destinada a darse.

«El petróleo es la razón más fundamental por la que China y Venezuela se unieron. China necesitaba mucho petróleo y Venezuela lo tenía», resume en conversación con BBC Mundo Matt Ferchen, académico del centro Carnegie-Tsinghua de Políticas Globales que estudia el rol de China en el mundo en desarrollo.

La relación floreció desde entonces y ambos construyeron unos lazos basados en «acuerdos de financiación por petróleo», recuerda Ferchen, quien considera un error ese tipo de relación que Pekín cultivó con Caracas.

Desde 2007 hasta 2018, Pekín prestó al país latinoamericano más de US$67.000 millones, según los últimos datos de financiación China-América Latina que maneja el centro de estudios Diálogo Interamericano y la Universidad de Boston.(Rusia defiende a Maduro y denunció de «injerencia» a los países europeos que reconocen a Juan Guaidó)

Prestamos otorgados por China a Venezuela

Durante esos primeros años, dicha cooperación pareció prosperar en beneficio de ambos gobiernos, pero la muerte de Chávez «cambió las cosas de manera radical», indica el analista del centro Carnegie-Tsinghua.

Al año siguiente, el precio del petróleo se desplomó y la situación de la economía de Venezuela empeoró de manera dramática, hasta llegar a la situación actual en que registra la mayor inflación del mundo y graves problemas de abastecimiento de productos básicos como medicinas y alimentos.

Esto llevó a que Caracas, ya con Nicolás Maduro en el poder, incumpliera algunas de las entregas acordadas con Pekín y solicitara «periodos de gracia».

Según distintas fuentes, el país sudamericano debe aún a la potencia asiática US$20.000 millones.

«Hay un gran riesgo (para China en Venezuela)«, destaca por su parte Cui Shoujun, director del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Renmin de China, una de las más prestigiosas del país.

Cui coincide en que Pekín está preocupado por la situación y considera que «nadie puede garantizar» lo que ocurrirá con los acuerdos económicos entre ambos países si hay un cambio de gobierno en Venezuela, pese a los mensajes de calma hacia China por parte de la oposición venezolana.(El guiño de Juan Guaidó a Rusia y China: «A ustedes también les conviene un cambio de Gobierno»)

No obstante, Cui es de los que piensa que el ejecutivo está haciendo lo correcto: «Diplomáticamente, China debe apoyar a Maduro, es el líder legítimo de Venezuela», afirma.

Muy cerca de Estado Unidos

A diferencia de otros países que le proveen de petróleo -por ejemplo, en Medio Oriente-, China desarrolló una relación de particular cercanía con Venezuela.

Y otro de los intereses detrás de ello se encuentra en el tablero geopolítico mundial, según algunos analistas.

Desde su llegada al poder en 2013, el presidente Xi Jinping impulsó la expansión de la influencia china en Latinoamérica y su estrategia es vista por algunos expertos como un intento de hacer de «contrapeso» a Washington en esta región.

«En los últimos cuatro o cinco años, el presidente Xi ha intentado proyectar el soft power chino por todos los rincones del mundo y ha puesto especial interés en Sudamérica, porque es el patio trasero de Estados Unidos», considera Willy Lam, veterano analista de la política china.

Es una manera de intimidar a Washington: decir a los estadounidenses que la República Popular de China es capaz de influenciar países cercanos a EE.UU.

Lam, profesor de la Universidad China de Hong Kong, apunta también a las similitudes en cuanto a ideología entre ambos gobiernos, una cuestión que cree que mueve las decisiones del presidente chino y que le recuerda a los lazos con Cuba.

Otras fuentes del país asiático, cercanas al oficialismo, han rechazado durante años que la ideología tenga algo que ver en las relaciones exteriores de Xi e insisten en que la potencia actúa por pragmatismo.

En cualquier caso, la mayoría destaca el apoyo en la arena política internacional que ambos se otorgan, especialmente en un momento en el que Pekín se intenta proyectar como líder de la globalización.

Pero China no está dispuesta a perder en caso de que se materialice por completo el cambio en Venezuela, por ello parece empezar a moverse.

A principios de febrero, el portavoz del Ministerio de Exteriores Geng Shuang manifestó que Pekín «ha estado en estrecha comunicación con todas las partes de distintas maneras sobre la situación de Venezuela».

«No importa cómo evolucione la situación, la cooperación China-Venezuela no debería verse menoscabada», instó, sin dar más detalles.

 

 

 

 

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