Todos los esfuerzos y esperanzas siguen activos. Unos 50 socorristas participan en una nueva búsqueda del español Manuel Tundidor Cabral, desaparecido tras ser arrastrado por la corriente de un río en la Amazonía del país andino. (La foto de esta socorrista triunfa en Twitter pero hay un fatídico detalle que pasa desapercibido al personal)
Así lo aseguró a Efe el coronel Fausto Buenaño, comandante de Policía de la subzona Napo 15, al apuntar que la jornada de búsqueda en la que participaron unos 20 socorristas, se complicó por la lluvia que provocó la crecida del río. (WikiLeaks desvela que Ecuador echará a Julian Assange de la embajada en «horas o días»)
La búsqueda se reanudará con la intervención más de miembros de grupos especializados de la Policía y, si el clima lo permite, también se usará un helicóptero para sobrevolar el cauce del río desde el sector de la Laguna Azul (donde desapareció el español) hasta Misahuallí.
En los operativos para localizar al español participan también dueños de canoas del sector y guías turísticos que apoyan con recorridos en kayak, según Buenaño.
Detalló que el joven estudiante de Enfermería desapareció en el río Jatunyaku, que desemboca en el Lanzu y forman el río Napo, de corrientes fuertes.
Las labores de búsqueda del joven de 30 años se extienden por unos 35 kilómetros en un trabajo «minucioso pues nos pegamos a las orillas» donde hay cuevas, indicó.
El agua oscura del río dificulta el trabajo a los buzos, afirmó al mostrarse esperanzado de que mañana el clima mejore (hoy llovió toda la jornada) y que el río baje su caudal.
El español llegó el pasado 31 de marzo a Ecuador con seis amigos para realizar unas prácticas y se prevé que familiares del desaparecido, así como representantes de la Universidad en la que estudiaba, lleguen a Ecuador.
A Tundidor Cabral, de 30 años, natural de Trebujena (sur de España) se lo vio por última vez el viernes en la zona conocida como Lago Azul.
Ubicada en el oriente de Ecuador, en el cantón Tena, provincia del Napo, la zona se caracteriza por una densa espesura de selva, piscinas y toboganes naturales de rocas, a cuyas aguas los habitantes de la zona conceden un carácter sagrado por rituales energéticos que realizaban en ellas sus ancestros.
Integrante del grupo que llegó a Ecuador, el español Jaime Argudo indicó a Efe que los siete fueron de excursión a ese paradisíaco escenario.
Añadió que los siete estudiantes, de distintas zonas de Andalucía y entre los que se cuenta el gaditano Manuel, llegaron a la reserva «sin instrucciones» y algunos de ellos se dejaron tentar por sus mágicas aguas sin conocer realmente los peligros que encierran.
«Nadie nos dio instrucciones», confesó Argudo, quien este domingo hacía turno junto al teléfono en la ciudad de Puyo, sede del programa de intercambio, con su compañero Didac Cerezales.
Desde la desaparición de Manuel, el grupo se dividió en dos para una mayor eficiencia, dado que en la ciudad de Tena, a orillas del Napo, no hay casi cobertura telefónica; mucho menos si se adentra a la zona del río, de 1.130 kilómetros y que llega hasta Perú.
Cerezales fue el otro miembro del grupo que el viernes se vio tentado por la Laguna Azul, un lugar descubierto en 1986 y de fuertes corrientes por la presencia de grandes rocas.
«Manuel y yo nos adentramos en el río y pasó lo que pasó», relató consternado en conversación telefónica con Efe.
«Le perdimos el respeto al río», reconoció quien también se vio arrastrado por sus aguas pero, por fortuna, consiguió salir porque «el río lo escupió a un lado».
Y recuenta que «en un minuto vi pasar la vida delante mía», pero que en el caso de Manuel, de 30 años y 1,85 metros, «lo vimos y no pudimos hacer nada».
La fuerte corriente («tiene un nivel de 4 de una escala de 5 ó 6») arrastró al estudiante de Trebujena (Cádiz) a una alta velocidad a través de las rocas, por lo que ubicarlo no es tarea fácil.
Desde Madrid, la Oficina de Información Diplomática española informó este domingo de que el Consulado de España en Quito desplazará personal a la zona del río Napo para asistir al grupo.