Lo que tendría que ser un día de alegrías terminó en tragedia. Una familia de Michigan (EEUU) decidió contar la historia de la muerte su hija en un tobogán para despertar consciencia sobre las condiciones cardiacas que se esconden en los menores de edad. (El niño de 10 años que sale disparado del tobogán en un parque acuático )
London Eisenbeis, de 10 años, falleció en febrero de 2018 después de subir a un tobogán de 270 pies. La niña había esperado dos años por tener la estatura que la dejara subir a la atracción en el parque acuático Zehnders. (Monta por primera vez en avión, confunde la salida con el baño y acciona el tobogán de evacuación)
Doctores determinaron que la emoción de la caída libre llevó a su corazón a un ritmo abnormal que le provocó un paro cardiaco. Los doctores determinaron que sufría del síndrome del QT largo (SQTL), “una anormalidad estructural en los canales de potasio y sodio del corazón, que predispone a las personas afectadas a taquicardias (arritmia)”. La condición es hereditaria y afecta a una persona de cada 2,000.
La familia desconocía que la pequeña London sufría de ese síndrome. La niña era gimnasta y siempre permanecía en actividad sin mostrar señales de que algo pasaba en su corazón.
La muerte de London no solamente se debió a la condición que se escondía. Los trabajadores en el parque poco pudieron ayudar en el momento ya que contaban con un desfibrilador, que pudo ayudar a restablecer el latido cardíaco.
Es por eso que que su madre Tina Eisenbeis ahora dedica el tiempo a promover el uso del aparato médico. “La gente les teme, pero son fáciles de usar. Son lo que se necesita para traer de vuelta el latido”, dijo Tina a The Sun.
La madre también recomienda que los padres pidan exámenes al corazón de los pequeños ya que muchas condiciones son difíciles de detectar.