Una operación que tenía que mejorar su calidad de vida y su salud casi termina por matarla. Una mujer de 53 años afirmó que una liposucción casi la mató después de que el procedimiento falló y le dejara la piel podrida alrededor del estómago. (Jorge Javier Vázquez: «Ya que estaba en el hospital, me podía haber hecho una liposucción»)
Beatrix Searles gastó USD $4,200 dólares en quitarse la grasa no deseada de su abdomen, piernas y espalda en una clínica colombiana. Días más tarde observó que el corte que le hicieron en el abdomen empezaba a pudrirse y volverse color negro. (¡Mujer entra en quirófano para una liposucción y sale con una nariz nueva! )
Y aunque los doctores no le diagnosticaron, oficialmente, fascitis necrotizante (gangrena) uno de los médicos alegó que las enfermeras de la clínica no curaron sus heridas adecuadamente, motivo por el cual estuvo expuesta a la infección.
Después de que los doctores vieron el problema, fue sometida a otras siete cirugías más para corregir el fallo, aunque le dejaron cicatrices en su abdomen.
Cuando fue operada, Searles dijo que fue una «tortura» y quiere llevar al cirujano ante la justicia ya que supuestamente ella dice que él quiere «huir».
Searles, que es madre de una hija de 28 años, optó por realizarse una liposucción después de tener una baja autoestima, «Originalmente quería la operación porque pesaba más de 182 libras y quería un poco de confianza», mencionó al medio Daily Mail.
«Pasé mi tiempo investigando y decidí que necesitaba una liposucción en las piernas, estómago y espalda», a su vez dijo que eligió Colombia «porque cuando investigué fue el país que supuestamente se especializa en la cirugía que quería y lo hicieron a un buen precio».
«Vi la cirugía a través de sus diversos canales y videos de YouTube y pensé que sabía lo que me esperaba», afirmó. Pero Searles pronto se dio cuenta de que el procedimiento no tenía nada que ver con los videos.
«El cirujano intentó arreglar lo que había hecho usando la piel de mi espalda y tirando de ella hacia adelante, pero se puso rígida y dolía». Sin embargo, Searles cree que las malas prácticas de higiene en la clínica causaron que su herida se infectara.
«Las enfermeras que me atendieron usaron los mismos guantes para operarme y utilizar el celular«, dijo. Las cosas empeoraron para Searles, ya que al principio la piel se le inflamó y después se le puso negra.
«Mi piel comenzó a tornarse negra y murió, estaba tomando tantos medicamentos para el dolor que no podía sentir nada, solo sabía que algo estaba realmente mal».
Searles se vio obligada a someterse a operaciones adicionales, incluida una abdominoplastia, en Colombia, para arreglar el enorme agujero que dejó su piel muerta.
Intentaron reanimar la piel con oxígeno, pero ya era imposible. Incluso Searles pasó su cumpleaños en el hospital y regresó a EEUU en enero.
«Esto ha destruido mi confianza, ha sido como una tortura», Searles ahora quiere encontrar al médico responsable de su terrible experiencia luego de que nadie sabe de él.