Delincuencia en México

«Me desgarró por dentro»: La cruda confesión de una prisionera torturada sexualmente

Korina y Denise fueron detenidas en Tabasco, entidad donde hay más registro de abusos sexuales contra mujeres durante su detención

"Me desgarró por dentro": La cruda confesión de una prisionera torturada sexualmente
Prisión

Cada vez se suman nuevas denuncias que vinculan a las fuerzas del Estado de México con abusos sexuales. Durante los últimos tres años y medio, la Fiscalía Especial en Investigación del Delito de Tortura (FEIDT) ha contabilizado 18 mil investigaciones por delitos relacionados con la tortura. Las víctimas, en su mayoría, son personas que fueron detenidas arbitrariamente y sufrieron castigos, golpes, descargas eléctricas, amenazas, humillaciones y hasta agresiones sexuales con objetos que les desgarró los genitales. (Policías la torturan y violan para que confiese que pertenece al cártel de Los Zetas)

El patrón suele ser el mismo. Los agresores suelen ser miembros de las Fuerzas Federales como la Secretaría de Marina (Semar), de la Defensa Nacional (Sedena) y la Policía Federal, quienes realizan arrestos en medio de golpes, gritos y jaloneos para intimidar a los afectados para conseguir una declaración, que en algunos casos es inventada. (Dos adolescentes violan a una niña de 13 años y la contagian de VIH y sífilis)

La desgracia les llegó de golpe a Korina y a Denise cuando se encontraban en su propio dormitorio. A la casa que compartían las mujeres llegó un grupo de hombres que identificaron como marinos, que las golpearon, arrastraron y sometieron hasta llevarlas a una camioneta donde las agresiones continuaron e intensificaron.


«Encima de todo hija de tu puta madre, delincuente y machorra, lesbiana. Pero ahorita les vamos a enseñar lo que es la verga», dijo uno de los presuntos uniformados a Korina cuando se percató que las dos detenidas eran pareja.

Ambas fueron llevadas a una habitación donde sufrirían otro tipo de vejaciones relatadas por el diario mexicano El Universal. Descargas eléctricas, castigos en agua, asfixia con bolsas, tortura psicológica y agresiones sexuales perpetradas con objetos punzocortantes, son sólo algunas de las prácticas empleadas por los verdugos.

«Bajaron su mano y no sé qué tenían en sus guantes, cortaba horrible; fue cuando me penetró pero sentí que me cortó, me desgarró por dentro, sentía mojado, feo, feo, feo. Empecé a decir: ‘mátenme'», recordó Korina para el rotativo.

Esta mujer también recibió descargas eléctricas en todo el cuerpo y hasta fue sumergida en agua para obligarla a «confesar».

«Me puso su parte en mi boca, yo nunca la abrí, me agarraba y me pegaba para que abriera la boca pero yo pujaba y me quitaba. Me decía: ‘Ah no lo vas a hacer’. Después entró otra persona y dijo: ‘no mames, déjala ya’. Empezaron a hablar y a decir: ‘nos equivocamos, ellas no eran, pero no las podemos dejar si ya las madreamos y nos van a denunciar», escuchó la mujer después de que ya había sido sometida a todo tipo de abusos y violaciones.

En el mismo centro de tortura, Denise era sometida a otro tipo de castigos: los psicológicos. Sus captores le tomaron una fotografía de su rostro, le pidieron datos de su familia y le hicieron firmar una hoja en blanco, en que después vería una declaración falsa.

Korina y Denise fueron detenidas en Tabasco, entidad donde hay más registro de abusos sexuales contra mujeres durante su detención. En este estado, según la investigación World Justice Project hecha por Roberto Hernández, codirector del documental Presunto Culpable, ocurrieron el 27% de las violaciones cometidas contra mujeres y dentro de los Ministerios Públicos.

Tras su detención arbitraria, pasaron cinco años de su vida dentro de una prisión por narcotráfico, delito que jamás pudieron comprobar. Sus casos fueron verificados gracias al Protocolo de Estambul, medida elaborada por la Onu para comprobar la tortura.

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