Estupor en México: el sacerdote que ofició las exequias del joven Leonardo Avendaño, pidió castigo para el culpable y se emocionó hasta las lágrimas, era en realidad el asesino.
Indignado durante el funeral por el muchacho, el cura se refirió a la muerte de su diácono con unas palabras tan crípticas como duras:
«Imagínate que a cualquiera de ustedes llega una víbora y les muerde y la víbora se va y ustedes con qué se quedaron, con el veneno».
Y este 19 de junio de 2019 estalló el bombazo y sus feligreses se quedaron de piedra cuando agentes de la policía se presentaron en la parroquia con una orden de aprehensión y se llevaron esposado al cura Francisco Javier ‘N‘.
Leonardo Avendaño, un estudiante de maestría humilde y tranquilo, como lo describen sus allegados, desapareció la noche del pasado martes 11 cuando conducía su camioneta Chevrolet Trax.
Tanto su cuerpo como su vehículo fueron encontrados en la mañana del miércoles 12 por los vecinos de Héroes de 1910, un barrio aislado en el sur de la capital, frente a un paraje conocido como bosque del Ajusco.
Tras la conmoción provocada por el hallazgo la semana pasada, el párroco se convirtió, junto con la familia del estudiante, en una de las figuras públicas más visibles que salieron a reclamar justicia por la muerte de joven.
El estudiante y el sacerdote se conocían desde hacía varios años. El joven asistía como diácono a casi todas sus misas desde hacía un tiempo.
«Que Dios lo perdone, nosotros también, pero que la Justicia haga lo suyo«, dijo el padre Francisco Javier en relación al asesino después de dar la misa en honor a Leonardo.
Explica Georgina Zerega en el diario ‘El País‘ que la historia dio un giro rotundo esta semana.
En una primera versión de los hechos, Leonardo había enviado un mensaje a un amigo el martes que desapareció sobre las 11 de la noche cuando iba camino a la parroquia, donde el cura homicida tiene una vivienda, pero nunca había llegado a destino.
Una investigación posterior reveló, que el joven sí llegó a la iglesia y permaneció allí unas cuatro horas.
Pasadas las tres de la madrugada, las cámaras de seguridad de la ciudad registraron la salida de su coche del edificio y su camino hacia el lugar del hallazgo.
El informe de la Justicia incluye un segundo vehículo que, apenas unos minutos más tarde, se dirigía en la misma dirección.
Al llegar al sitio, permaneció 13 minutos y se retiró dejando atrás el cadáver del estudiante.
La hipótesis judicial es que el sacerdote asesinó a Leonardo ahorcándolo en el coche, para luego dejar su cuerpo abandonado en el bosque, cubierto con una cobija y una bolsa, y marcharse en el segundo vehículo.
La Fiscalía deberá presentar el próximo lunes las pruebas suficientes para poder vincular a proceso al padre. La tarea no será fácil. Aún hay varios cabos sueltos en la historia.
La Procuraduría no ha dicho nada todavía sobre si el segundo vehículo era conducido por un tercero o no. Tampoco se ha pronunciado sobre el momento y el lugar específicos del crimen.
Seguidores del sacerdote bloquearon el cruce de la avenida Insurgentes ya que exigen la liberación del padre Francisco Javier.
Los manifestantes que cerraron la avenida principal, en el sur, mantienen la protesta y cargan con cartulinas que dicen: «estamos con usted padre» y «exigimos su liberación».
El miércoles en la noche llegaron a reunirse 200 feligreses se reunieron en la Parroquia de Cristo Salvador, alrededor de las 22:00 horas.
Los seguidores aseguran que tiene 15 años como encargado de ese templo y nadie se ha quejado de su conducta.
Aseguran que los medios de comunicación han difundido información falsa sobre el caso y amenazan con golpear a todos los periodistas que se acerquen a la Parroquia, ubicada en la calle Alfredo V. Bonfil, colonia Hidalgo, tercera sección de la alcaldía de Tlalpan, en Ciudad de México.