En 2018 un total de 164 defensores del medio ambiente fueron asesinados tratando de proteger sus tierras. Esto es, en promedio, tres ambientalistas muertos cada semana durante el año pasado.
Esta es la conclusión del informe anual de la organización Global Witness, la cual asegura que el número puede ser incluso más alto debido a que muchos casos ocurren sin ser reportados.
La organización señala que el lugar más peligroso del mundo para ser activista del medio ambiente es Filipinas, donde ocurrieron 30 asesinatos de ecologistas.
Y el sector industrial más letal del mundo para defensores del medio ambiente es la minería, afirma Global Witness.
«Quienes se muestran abiertamente críticos con las operaciones de compañías mineras enfrentan una variedad de acoso y amenazas», le dijo a la BBC J.B. Garganera, miembro de una coalición nacional de ambientalistas en Filipinas.
«Solo en octubre pasado varios miembros de nuestra organización fueron catalogados por el ejército como insurgentes comunistas o simpatizantes de los rebeldes comunistas armados.
«Cuando eres clasificado así por el ejército puedes ser detenido, interrogado y arrestado. Y estas personas no lo son, son simplemente campesinos o indígenas que se oponen a las operaciones de las mineras en sus tierras», agrega.
«Y las amenazas y los riesgos para los defensores del medio ambiente se han duplicado en la región de Mindanao en el sur del país. Allí actualmente hay una ley marcial y está justificada la presencia del ejército, así que corres riesgos si te opones a las operaciones de las mineras en la región o a las plantas de carbón o las plantaciones».
Pero las amenazas contra los ambientalistas no solo llegan de las fuerzas armadas. También provienen de las empresas, según le dijo a la BBC el activista filipino J.B. Garganera.
«Tenemos esta extraña ley en Filipinas que establece que si eres una industria y tu negocio o tus bienes se ven amenazados o en riesgo, puedes solicitar la ayuda y apoyo del gobierno y el gobierno puede desplegar al ejército y la policía para proteger a tu empresa«, señala.
Este tipo de leyes y políticas, dice el informe de Global Witness, está contribuyendo a que exista un abuso «diseñado para criminalizar e intimidar a los defensores, sus familias y las comunidades que representan».
Después de Filipinas, Colombia ocupa el segundo lugar donde ocurrieron más asesinatos de activistas medioambientales en el mundo durante 2018.
En el país sudamericanofueron asesinados 24 activistas y defensores del medio ambiente.
Países en los que murieron más ambientalistas en 2018
Como muestra la lista de Global Witness, América Latina sigue siendo la región más peligrosa del mundo para los defensores del medio ambiente.
Más de la mitad de los asesinatos de 2018 tuvieron lugar en la región, según el informe.
Entre los países de América Latina, Guatemala quintuplicó el número de asesinatos de activistas. El número se incrementó de 3 muertes en 2017 a 16 en 2018.
Esto, dice el informe, coloca al país centroamericano como la nación «más peligrosa del mundo, per cápita, para los activistas del medio ambiente».
En Guatemala, dice el informe, «con la bonanza de inversión privada y extranjera se han entregado enormes franjas de tierra a plantaciones, mineras y compañías hidroeléctricas, lo que ha llevado a una ola de desalojos forzados y violentos, particularmente en áreas indígenas».
«Esto ha despertado temores de un regreso de la violencia genocida que sufrió el país hace 30 años», agrega el informe.
Antiambientalistas
«Además de las amenazas de muerte, los defensores de la tierra y el medio ambiente ven también amenazadas a sus familias, y enfrentan deportaciones y leyes que se han establecido para silenciarlos», le dijo a la BBC Ben Leather, portavoz de la organización.
«Y cada vez más defensores del medio ambiente están siendo encarcelados para que no puedan continuar con su activismo».
La situación, se teme, no mejorará en el futuro.
En meses recientes ha habido medidas de políticos alrededor del mundo para retirar las protecciones al medio ambiente y promover los negocios e industrias.
Global Witness señala a Brasil, donde el presidente Jair Bolsonaro prometió recientemente abrir las reservas naturales indígenas para impulsar el desarrollo, lo que ha desencadenado «un influjo de grupos armados para hacerse con tierras».
Y en Estados Unidos, con el presidente Donald Trump y su agenda de «dominio energético», también se anticipa que podría haber enormes extensiones de tierras de los pueblos indígenas entregadas a las compañías petroleras y de gas.