El periódico turco Daily Sabah, cercano al gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan, reveló este martes la presunta transcripción del audio del asesinato del periodista opositor saudita Jamal Khashoggi el pasado octubre dentro del consulado de Arabia Saudita en Estambul. La grabación fue obtenida, según el rotativo, por los servicios de inteligencia turcos y empieza con una conversación entre dos altos funcionarios sauditas involucrados en el asesinato, minutos antes de que Khashoggi entrara en el edificio diplomático, el 2 de octubre de 2018.
En ella el alto oficial de la inteligencia saudita Maher Abdulaziz Mutreb pregunta si ya «ha llegado el animal para ser sacrificado» y si deberían meterlo en una bolsa. El forense Mohammad Abdah Tubaigy le responde que Khashoggi es demasiado alto y pesado y recomienda descuartizarlo para sacarlo del edificio en varias bolsas.
«Siempre he trabajado con cadáveres. Sé cortar muy bien. Sin embargo, nunca he trabajado con un cuerpo caliente, pero también lo lograré fácilmente. Normalmente me pongo los auriculares y escucho música cuando descuartizo cadáveres. Mientras tanto, bebo mi café y fumo. Después de desmembrarlo, envolveré las piezas en bolsas de plástico, las colocaré en bolsas y las sacaré [del edificio]», afirma el forense, según las transcripción del diario turco.
Ambos funcionarios sauditas están entre los cinco que se enfrentan a la pena de muerte por «ordenar y cometer el crimen», de un total de 21 sospechosos que están siendo juzgados en Arabia Saudita. El audio continúa con la entrada de Khashoggi en el consulado, donde Mutreb le dice al periodista que hay una orden de la Interpol solicitada por Riad para que vuelva a su país, mientras que Khashoggi responde que no existen órdenes de extradición contra él y que su prometida (Hatice Cengiz) está en la calle esperándole.
Los funcionarios sauditas le piden que deje un mensaje a su hijo diciendo que se encuentra bien, por si éste intentara localizarlo, pero Khashoggi se niega. Después el periodista ve una toalla y pregunta a sus captores si van a drogarlo, y estos le responden que van a hacer que se duerma.
Tras haber sido drogado, Khashoggi pide que «no le dejen con la boca cerrada» antes de perder el conocimiento. «Tengo asma. No lo hagas, me asfixiarás», fueron las últimas palabras de Khashoggi. Luego el periodista es asfixiado con una bolsa de plástico mientras sus captores dudan de si sigue con vida. «¿Está dormido?», pregunta uno. «Está levantado la cabeza», constata otro. «Sigue apretando», «aprieta bien», apremia el primero.
Después de un rato comienza a escucharse el sonido de una sierra de autopsia durante una media hora, tiempo en el que, supuestamente, el forense descuartiza a Khashoggi. No es la primera grabación sobre los últimos momentos del periodista develada por la prensa turca. En noviembre del año pasado el periódico Habertürk mostró otra porción del diálogo en el que Khashoggi es llamado «traidor» por sus asesinos.
La relatora de Naciones Unidas para las ejecuciones extrajudiciales, Agnes Callamard, señaló en un informe el pasado junio que el Estado saudita «debe ser visto como responsable» del asesinato y apuntó a «evidencias creíbles» que vinculan al príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman con la muerte de Khashoggi. También la CIA estadounidense emitió un informe similar.
En los días posteriores a su desaparición Riad negó cualquier relación con el asesinato, aunque tres semanas después -cuando las pruebas se acumulaban en su contra- confesó que Khashoggi había muerto por una pelea accidental.
Finalmente el gobierno saudita admitió que el asesinato de Khashoggi fue premeditado pero negó cualquier vínculo de los autores con la familia real. Alguna vez cercano a los Saud, Khashoggi era un periodista reconocido en su país pero en los últimos años habían entrado en conflicto precisamente con el príncipe heredero Mohammed bin Salman , tras lo cual se radicó primero en los Estados Unidos y luego en Turquía. Fue en este último país donde acudió al consulado saudita para tramitar los documentos necesarios para casarse con su prometido, sin saber lo que le esperaba.