La noche del pasado 12 de agosto de 2019 Cody Gregg se encontraba en uno de los vencindarios de Oklahoma City, demabulaba en bicicleta, pero como un vagabundo, sin camisa y con una mochila.
Los oficiales notaron que no tenía luces traseras, por lo cual intentaron detenerlo, pero solo pedaleó más fuerte, abandonó la bicicleta después de unas tres cuadras y salió corriendo.
Cuando finalmente los agentes alcanzaron a Gregg y exigieron registrar su mochila, encontraron una gran bolsa de plástico transparente con polvo blanco dentro de una lata de café.
La policía concluyó que la sustancia era cocaína y acusó a Gregg de un delito grave. La semana pasada, después de pasar casi dos meses en la cárcel, el joven de 29 años se declaró culpable de posesión de cocaína con la intención de distribuirlo y fue sentenciado a 15 años de prisión.
No obstante, el jueves, es decir dos días después de enterarse de su destino, Gregg volvió a la corte, esta vez para retirar su declaración de culpabilidad.
Las pruebas de laboratorio habían regresado y mostraban que la sustancia blanca de aspecto sospechoso era en realidad leche en polvo, informó el Oklahoman.
Según el periódico, Gregg le dijo al juez que obtuvo la leche de una despensa de alimentos. Dijo que solo se declaró culpable para poder dejar de languidecer en la cárcel del condado de Oklahoma, que ha estado plagada de problemas que van desde el hacinamiento hasta el moho crónico y una tasa de suicidios inusualmente alta durante décadas.
El pasado viernes, el caso fue desestimado y Gregg fue liberado.
No se pudo contactar de inmediato al Departamento de Policía de Oklahoma City la noche del martes para aclarar cómo la leche en polvo se confundió con un alijo de drogas ilegales. En la declaración jurada de causa probable obtenida por el Oklahoman, un oficial escribió que la bolsa contenía “una gran cantidad de sustancia en polvo blanco que creí que era cocaína en base a mi entrenamiento y experiencia”, y que el polvo “luego dio positivo por cocaína y fue un peso total del paquete de 45,91 gramos de cocaína”.
No es la primera vez que un alimento básico inofensivo se clasifica incorrectamente como una droga ilícita. En 2016, la revista del The New York Times y ProPublica revelaron que decenas de miles de personas en todo el país fueron encarceladas cada año en función de los resultados de las pruebas de drogas en la carretera que con frecuencia producían falsos positivos.
A menudo, las pruebas respondían por factores ambientales como el clima o la presencia de productos químicos que se encuentran en los limpiadores domésticos. En algunos casos, la policía simplemente no entendía cómo usarlos correctamente.
Como Radley Balko escribió en The Washington Post el año pasado, la lista de artículos que han sido identificados erróneamente como drogas peligrosas incluye galletas con chispas de chocolate, mentas para el aliento y el glaseado de una dona de Krispy Kreme. A pesar de la creciente conciencia de que las pruebas tienen una alta tasa de error, algunos estudios han encontrado que dan lugar a falsos positivos un quinto o incluso un tercio del tiempo, muchos departamentos de policía continúan confiando en ellos.
En el momento de su arresto el 12 de agosto, Gregg estaba en libertad condicional. Los registros judiciales muestran que el joven de 29 años había sido arrestado por cargos relacionados con las drogas al menos tres veces desde 2014, y anteriormente se había declarado culpable de poseer marihuana, metanfetamina y parafernalia de drogas. En al menos un caso, los costos de su encarcelamiento fueron eliminados debido a una enfermedad mental.
Después de que los policías encontraron el polvo blanco, Gregg fue acusado de tráfico de drogas ilegales y encarcelado con una fianza de U$S 50,000. Inicialmente se declaró inocente, pero después de casi dos meses en la cárcel, cambió de opinión. El 8 de octubre, se declaró culpable de un cargo menor, posesión de una sustancia peligrosa controlada con la intención de distribuirla.
Ese mismo día, Gregg fue sentenciado a 15 años de prisión.