Un niño de 11 años, llamado Lucas y originario de España, ha sufrido quemaduras en su piel, se le han caído las uñas, los pezones, ha estado a punto de quedarse ciego y ha necesitado quimioterapia para sobrevivir.
Todo ha sido consecuencia de la dosis cuatro veces superior a la necesaria de un tratamiento para la epilepsia.
Lucas fue trasladado en helicóptero al hospital de La Paz, en Madrid, España. El niño llegó muy grave, “al borde de la muerte”, según cuenta su madre, Cristina Paredes, en una entrevista al diario El Mundo.
El niño permaneció 16 días en la unidad de Cuidados Intensivos y tuvieron que coserle los párpados, ocho puntos en cada uno, para que la quemazón no acabara comiéndole los ojos. Por suerte, el niño, poco a poco, se fue recuperando.
Un niño pierde la piel tras pautarle una dosis 4 veces superior a la indicada vía @EPExtremadura #Cáceres https://t.co/pvsIMQFrVu
— PeriódicoExtremadura (@EPExtremadura) December 2, 2019
Lucas ha sobrevivido pero le han quedado secuelas, como problemas renales y hepáticos. Además, está físicamente deformado. Sus padres reclamaron al hospital por los daños y perjuicios causados, todo fue una cadena de errores que el niño pagó demasiado caro.