Responsables de Unicef y de la Fundación Pere Tarrés de Barcelona alertan de algunas situaciones extremas de niños de origen extranjero en España, que van a la escuela sin desayunar o sin ducharse porque no tienen agua en casa.
Los datos, estremecedores, aparecen en un estudio realizado conjuntamente que ha sido presentado este 14 de octubre de 2011 en Barcelona por sus autoras, Violeta Quiroga y Ariadna Alonso, de la Fundación Pere Tarrés, en un acto en el que también han participado el presidente de Unicef en Cataluña, Pau Giménez-Salinas, y el director de la citada Fundación, Josep Oriol Pujol.
Abriendo ventanas: infancia, adolescencia y familias inmigradas en situaciones de riesgo social es el título del estudio, que constata que una parte de los niños de familias inmigrantes que viven en España tienen dificultades para acceder a derechos fundamentales como la alimentación, la educación y la salud.
Para la redacción del documento han entrevistado a 106 profesionales que trabajan con el colectivo de hijos de inmigrantes y a ocho menores de nacionalidad extranjera. El año 2009, había en España 971.479 menores que tenían nacionalidad extranjera, lo que supone el 12 % de la población menor de 18 años, concentrados en Cataluña (21 %), Madrid (18 %), Comunidad Valenciana (14%) y Andalucía (12%).
Violeta Quiroga ha puesto de manifiesto durante la presentación las dificultades a la hora de empadronar a los niños a causa de los requerimientos de los ayuntamientos, a circunstancias familiares por la alta movilidad de las familias, principalmente, y a la imposibilidad de empadronar a algunos menores acogidos en centros de protección por no disponer del documento de identificación con una fotografía.
Esta situación repercute en el acceso de estos menores a servicios básicos como la sanidad y, de hecho, Quiroga ha afirmado que han detectado casos de retirada de tarjetas sanitarias por falta de documentación de forma arbitraria, por parte de algún funcionario municipal.
Los expertos destacan que los cambios continuos de programas de enseñanza y la incomprensión entre las familias y las escuelas representan un escollo para la formación de los niños, unos problemas que se ven agravados por el conocimiento a veces insuficiente de la lengua.
El documento plantea 25 buenas prácticas que pueden ayudar a corregir algunas deficiencias detectadas, como la formación sobre circuitos y funcionamiento de la escuela para las familias inmigrantes, por ejemplo.
La directora de Unicef en España, Paloma Escudero, ha considerado que el libro elaborado conjuntamente con la Fundación Pere Tarrés describe situaciones de riesgo social y vulnerabilidad pero hay que tener en cuenta que una gran mayoría de los hijos de familias inmigrantes presentan estos problemas.
«Debemos hacer pedagogía a nuestros políticos» para que adopten en sus agendas la importancia de la pobreza infantil, como ya ha sucedido con la atención a la problemática concreta de la mujer o la tercera edad.