El agresor sacó un encendedor grande, como el que se usa para encender parrilla, prendió un trapo en una botella y luego esperó unos segundos
La mujer murio quemada viva en el ascensor de su edificio de apartamentos de Nueva York. Y no había hecho mal a nadie.
Inlcuso, había ayudado a su asesino en más de una ocasión.
Volvía de la compra y vió como el tipo, un emigrante procedente de Trinidad que a veces recogía botes vacías de refrescos para ganarse unos céntimos, le cerraba el paso a la puerta del ascensor.
El facineroso, de 47 años e identificado como Jerome Isaac, se ha entregado horas más tarde en una comisaría de la policía neoyorquina, a cuatro kilómetros del lugar donde se encontró el cadáver de la víctima, según recoge ‘The New York Times’.
En un primer momento, las autoridades han publicado unas imágenes del hombre, vestido con lo que parecen ser unos guantes quirúrgicos y con una máscarilla blanca en la cabeza como si fueran un par de gafas de sol.
Dos cámaras, una en el ascensor, y otra de un pasillo del edificio de apartamentos, muestran que Isaac iba vestido de fumigador y al parecer estaba esperando a la mujer cuando las puertas del ascensor se abrieron, en el quinto piso, del edificio Prospect Heights de Brooklyn. «El hombre la roció con el líquido y le prendió fuego», dijo la policía de Nueva York.
El brutal ataque, que ocurrió poco después de 16 horas, duró aproximadamente un minuto.
La mujer, Deloris Gillespie, de 73 años, iba cargada con las bolsas del supermercado, se dio media vuelta y se agachó en un intento de protegerse.
Pero Isaac la roció directamente en la cara y siguió haciéndolo sobre la cabeza y el resto de partes de su cuerpo, hasta las bolsas de la compra.
El agresor sacó un encendedor grande, como el que se usa para encender parrilla, prendió un trapo en una botella y luego esperó unos segundos antes de usarlo para encender Deloris.
La policía no quiso hacer comentarios sobre el motivo de la matanza, pero dijo que el sospechoso conocía a su víctima.