Ha sido una masacre bestial. El tiroteo registrado este 22 de noviembre de 2012 por la mañana en la capital de Guatemala, en el que murieron siete personas, fue resultado de una disputa entre narcotraficantes rivales.
Según ha informado el ministro de Gobernación, Mauricio López Bonilla, un grupo de sicarios abatieron hacia las 13:40 horas a siete hombres que eran en realidad los escoltas del narcotraficante Jairo Orellana Morales, alias «el Pelón», quien era en realidad el objetivo del ataque.
Orellana se encontraba en el interior de un edificio y logró evitar su asesinato, explicó en rueda de prensa a última hora del jueves.
«Testigos lo vieron salir poco después de que los atacantes huyeran en un vehículo», precisó en unas declaraciones recogidas por el diario «Prensa Libre».
El ministro López Bonilla aclaró que Orellana acudía a la clínica junto a la que se produjo el ataque desde el pasado mayo y los investigadores suponen que pretendía someterse a una cirugía plástica, para cambiar de aspecto y estar ‘más guapo’.
Entre las víctimas figura un ex subinspector de la Policía Nacional Civil (PNC) que trabajó en el desaparecido Departamento de Operaciones Antinarcóticas (DOAN).
Los ejecutores eran profesionales: pusieron de rodillas a sus víctimas y los asesinaron sin dudar un segundo.