El movimiento #OcupaINSS, sin banderas políticas, desnudaba al Gobierno de Ortega, de discurso populista a favor de los pobres, y eso cabreó al Comandante
Es el estilo del régimen, no muy diferente del que impuso Hugo Chávez en Venezuela o aplican varios gobernantes de similar color político, siempre apluadidos por los ‘progres’ españoles.
El Gobierno de Daniel Ortega mostró su cara más represiva la madrugada de este sábado 22 de junio de 2013 en Nicaragua, cuando huestes encapuchadas y vestidas con camisas del gobernante Frente Sandinista atacaron a decenas de ancianos que por sexto día consecutivo mantenían una protesta pacífica en las cercanías del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) en demanda de la entrega de una pensión mínima mensual de 50 dólares.
Las bandas de facinerosos llegaron sorpresivamente hasta el lugar —donde la noche del viernes decenas de jóvenes habían organizado un concierto en apoyo a los llamados “viejitos”, un movimiento que se ha convertido en el símbolo de la reivindicación social y la lucha contra los desmanes del Gobierno sandinista—, ordenaron a todos que se tirarán al suelo y les sacudieron una tremenda paliza que dejó varios heridos graves.
Paradójicamente y como subraya Carlo Salinas Maldonado en ‘El País’, Nicaragua es un país pacífico, a pesar de las guerras que lo desangraron: la de la lucha guerrillera contra el somocismo, principalmente a finales de los setenta, y la de contras y sandinistas en los ochenta, financiada por Estados Unidos, por un lado, y los satélites soviéticos por el otro.
Es un país pacífico, sin el problema de la ‘guerra‘ entre pandillas que desangra a Guatemala, El Salvador y Hondura.
Lo que si tiene Nicaragua, para su desgracia, es un presidente impresentable, que abusaba sexualmente de su hijastra, y mucho facineroso en cargo de relevancia.
Un sonrojante ejemplo es Aminta Granera, la responsable de la Policía Nacional.
A Aminta, como al violador Ortega, no le irritan sólo los ancianos que se han echado a la calla demando una mísera pensión de 50 dólares al mes por toda una vida de trabajo.
Les ponen ‘arrechos‘ -como se dice en la zona- los jóvenes que les apoyan. El movimiento #OcupaINSS, sin banderas políticas, desnudaba al Gobierno de Ortega, de discurso populista a favor de los pobres, y eso cabreó al Comandante.
La primera reacción fue expulsar a la fuerza, de noche y mientras dormían, a los ancianos que habían tomado la sede del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social, un edificio que se levanta en la zona de Managua devastada por un brutal terremoto hace ya más de 40 años, y que se convirtió en el símbolo de la protesta de los “viejitos”.
Oficiales de la policía cargaron contra los ancianos y los expulsaron violentamente. Los viejos, curtidos ya por los desmanes de políticos como Daniel Ortega —que han abundado en la historia nicaragüense— se envalentonaron y regresaron a las cercanías del INSS.
Desde ahí, su protesta creció y atrajo a decenas de jóvenes, estudiantes la mayoría, que hicieron suya la manifestación.
“¡Aquí no hay partidos políticos, solo el pueblo unido!”.
Pero la matonería no entiende del derecho a la reivindicación social y esta madrugado hemos visto como las gastan Ortega y los sandinistas.