la incompetencia de Nicolás Maduro, sumada a la mangancia de los cuadros bolivarianos, ahondan el desastre, estimulado por el desplome del precio del petróleo
Con un déficit presupuestario que se calcula en el 20% del producto interior bruto (PIB) y unos precios del petróleo que amenazan con mantenerse en los próximos meses por debajo de la cota de los 50 dólares por barril, 2015 se asoma para Venezuela como un año de perspectivas catastróficas.
Como subraya Ewald Scharfenberg en ‘El País’ este 1 de febrero de 2015, cuando todavía no se hacen presentes los rigores pronosticados para este annus horribilis de la economía venezolana, el informe que acaba de publicar la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que establece con datos de 2013 que la pobreza va en aumento en Venezuela, supone un revés para el régimen bolivariano.
El organismo de Naciones Unidas señala a Venezuela como el país con el peor desempeño en una región caracterizada por el estancamiento del crecimiento económico y, por consiguiente, de la promoción social (Así expresa Pablo Iglesias sin vergüenza la envidia que le dan los españoles que malviven en Venezuela).
El informe asesta un golpe a la narrativa del régimen bolivariano, que, durante las administraciones de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, ha legitimado su acción política mediante la invocación constante de sus éxitos, presuntos o reales, en el combate contra la exclusión y la pobreza («Te pueden matar por un litro de leche»).
De manera sistemática los portavoces gubernamentales se escudan tras reconocimientos de organismos técnicos del sistema de Naciones Unidas, como la Organización para la Alimentación y Agricultura (FAO) o la misma Cepal, para dar credibilidad a sus victorias.
El dictamen de la Cepal sugiere que la redención de los pobres en Venezuela ha sido superficial y volátil, sujeta a los vaivenes del ingreso petrolero y a la voluntad del Estado de repartir los excedentes que eventualmente produce (¿Y si los 425.000 euros de Monedero fueran la punta del iceberg de la financiación de Podemos por parte de Venezuela?).
Algo similar detecta el estudio Condiciones de vida de la población venezolana, cuyos resultados fueron expuestos el pasado jueves en Caracas.
Se trata de un proyecto conjunto de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), privada, y dos contrapartes del Estado, las universidades Central de Venezuela (UCV) y Simón Bolívar (USB). Mediante una encuesta en hogares, el estudio se propuso evaluar el acceso de la población venezolana a la vivienda, servicios de salud y educación, trabajo, programas sociales y alimentación.
Las proyecciones del estudio -cuyo trabajo de campo se realizó entre agosto y septiembre de 2014- permiten afirmar que poco más de 3,5 millones de hogares venezolanos (de un total de 7,2 millones de familias) son pobres, y de ellos, 1,2 millones subsisten en la pobreza extrema, entendida esta última condición como la de aquellos grupos familiares cuyos ingresos no alcanzan para garantizar a cada uno de sus integrantes la ingesta de 2.200 calorías por día, ni para costear servicios básicos como agua y electricidad (El incompetente Nicolás Maduro alerta ahora de «un golpe de Estado en marcha» en Venezuela).
Las cifras indican que el nivel de pobreza actual, 48,4% de la población, es levemente superior a la registrada en 1998, de 45%. Además, advierte el estudio, del total de pobres, uno de cada tres son nuevos