Si voy para España y me lanzo a la presidencia, gano», dijo el sucesor de Hugo Chávez, que añadió socarrón: "Sería un candidato sudaca, del sur para el norte"
En su programa de televisión semanal, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha confesado que su serie de televisión preferida es la española «Aquí no hay quien viva». Lo que parece un sarcasmo, porque lo que le dicen muchos de sus compatriotas es justamente eso: «En Venezuela no hay quien viva».
Como explica ludmila vinogradoff en ‘ABC‘ este 5 de marzo de 2015, esta frase resume el sentir de los venezolanos cuando se cumplen dos años de la muerte de Hugo Chávez.
Hoy, Venezuela hace frente a una de las más graves crisis económicas, políticas y sociales de su historia.
La inflación se dispara, las tiendas están cada vez más vacías, la inseguridad crece y el descontento social toma las calles.
Asomado al abismo, la respuesta de Maduro es aumentar la represión, encarcelar a los líderes opositores, amenazar a quienes aún no ha detenido, autorizar el uso de armas de fuego para disolver las continuas manifestaciones de descontento.
Maduro ha comentado también que «si se lanza» ganaría las elecciones en España y saldría elegido presidente del Gobierno. Lo que es otro sarcasmo porque Maduro también sufre en su país una creciente crisis de liderazgo.
Con sus discursos, entre intimidatorios y extravagantes, el mandatario venezolano está demostrando que es mucho mejor «showman» que estadista.
Para buscar una justificación a la crisis e intentar reanimar su liderazgo el sucesor de Chávez acude a su recurso habitual: la denuncia de un supuesto golpe de Estado (a veces en la variante de «magnicidio» contra su vida) cada quince días.
En su último programa de televisión, el mandatario venezolano ha acusado esta vez a «ciudadanos de Estados Unidos» de tramar el supuesto golpe contra su Gobierno desglosado en cuatro fases: una «guerra económica», el intento de «saqueo», las protestas de la oposición y, finalmente, el golpe de Estado para derrocar al Ejecutivo.
EL CAMINO HACIA EL INFIERNO
El 5 de marzo de 2013 supuso el fin del chavismo con Chávez, tras la muerte del histórico líder bolivariano, autoproclamado sucesor del libertador Simón Bolívar. Le pasó el testigo a Nicolás Maduro en una situación de inestabilidad política, pero cuando el país estaba creciendo por encima del 5 por ciento.
El precio del barril de crudo permitía todas las misiones sociales y su discurso se exportaba con éxito, pese a la represión creciente. Sin embargo, dos años después, la economía y la crisis política sitúan al chavismo en su peor momento.
«El Gobierno actual controla casi el 99% de los medios y ha eliminado cualquier espacio de opinión contraria», dijo a ABC el cómico disidente venezolano Luis Chataing. Únicamente «El Nacional» continúa como opositor al chavismo, después de la controvertida compra de «El Universal».
«La represión en Venezuela se debe a la debilidad del régimen», asegura el cómico después de haber sido despedido de la cadena Televen, pese a dirigir uno de los programas más vistos de la televisión venezolana.
La crítica situación económica ha mermado el chavismo sin Chávez. De hecho, en octubre de 2012, en las últimas elecciones ganadas por el difunto líder bolivariano, el 44% de la población se definía como chavista, mientras que en diciembre de 2014, solo el 22% lo hacía.
Es decir, «ha habido una reducción a la mitad del capital político del chavismo», ha comentado el politólogo John Magdaleno.
El analista señala que la pérdida de popularidad del chavismo está asociada inevitablemente al fallecimiento de Chávez, pero también a la profunda crisis económica en Venezuela y a la evaluación negativa que los venezolanos hacen de Maduro, en el poder desde abril de 2013.
Maduro, en este tiempo, ha intentado imponer y aplicar su modelo socialista de control y planificación centralizada, pero ha tenido que hacer frente a un derrumbe general de la economía.
De hecho, la inflación batió en 2014 un nuevo récord (68,5%) y la escasez de alimentos y medicinas deja ver escenas más propias de una época anterior, con las colas kilométricas a la entrada de los supermercados. Pero es la caída del petróleo, responsable del 96% de la entrada de divisas en el país, la principal razón del desastre económico.
«Venezuela está en caída libre», asegura Carlos Malamud, especialista del Real Instituto Elcano sobre la realidad latinoamericana.
En cuanto a la crisis de gobierno, tras la detención del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, y la multiplicación de las teorías conspiratorias con EE.UU. como principal señalado por Maduro:
«Lo que intenta el chavismo es provocar a la oposición para que se manifieste de manera violenta».
Entretanto, Maduro tiene el índice de aprobación más bajo del presidente en los 16 años de chavismo (20%, según Datanalisis). «Cuando estaba Chávez, todo era diferente, este señor sabía dirigir el país», según el testimonio de un mecánico caraqueño, que ha votado por Maduro pero que jamás será «madurista».
En la parte final de la entrevista Chataing, a la pregunta de «¿Chávez o Maduro?», responde a ABC:
-(Risas) ¡Caramba, me estás haciendo votar por Chávez, qué barbaridad! Está bien, lo lograste, tendría que escoger a Chávez. Definitivamente, con Maduro estamos mucho peor. Su Gobierno es, en esencia, tremendamente débil.
Y es que Maduro hace buen líder al difunto Hugo Chávez Frías, incluso para la oposición chavista más crítica con el poder.