Los desequilibrios y las violentas protestas comunistas de Chile ponen en riesgo su estabilidad económica y la actual «incertidumbre» genera «desconfianza» en la inversión extranjera en el país andino, que podría enfrentarse a una pérdida de competitividad dentro de los mercados internacionales, según un estudio del Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada.
El análisis, presentado en Madrid por el vicepresidente y director general de Instituto Coordenadas, Valeriano Gómez, su vicepresidente ejecutivo, Jesús Sánchez-Lambás, y el director de Análisis, Carlos Díaz-Güell, detalla la evolución económica y social chilena en las últimas décadas y cómo el país «corre peligro de ceder a las presiones sociales», lo que desembocaría en una «pérdida de competitividad».
Sánchez-Lambás ha recordado que Chile sigue siendo uno de los países «más fuertes y solventes» de Latinoamérica, pese a su excesiva dependencia de las materias primas, y ha añadido que «desde el mes de octubre, la violencia en la calle ha puesto en jaque al Gobierno chileno», descontento social que «parece expandirse» por varios países, como Bolivia, Colombia o también Hong Kong, que han sido escenario de protestas antigubernamentales.
En su análisis, el vicepresidente ejecutivo ha expuesto que «pequeños grupos radicales» sobrepasan las «legítimas demandas» de los manifestantes y acaban «obligando a los «gobiernos a sucumbir a sus presiones» que, en el caso de Chile, puede acarrear terribles consecuencias a nivel social y macroeconómico.
«Cediendo a las tendencias populistas y adoptando medidas impropias de las economías sociales de mercado, Chile perderá la inversión extranjera que tanto ha ayudado a crear empleo, a desarrollar las infraestructuras, a mejorar la calidad de los servicios y, en definitiva, a reducir las desigualdades sociales», ha subrayado.
Las reformas necesarias
Sánchez-Lambás considera que el país debe poner en marcha reformas que ayuden a seguir fomentando la creación de negocios y la inversión extranjera. «No puede ceder a la violencia callejera, debe seguir siendo líder en la región», manifiesta. A su juicio, Chile es un «referente» dentro del liberalismo económico, con un modelo cimentado sobre una «macroeconomía fuerte y estable», que le ha permitido reducir progresivamente desigualdades sociales, por lo que el país debe, según sus palabras, seguir apostando por unas políticas económicas potentes que estimulen la inversión y el desarrollo empresarial.
De acuerdo al análisis de Instituto Coordenadas Chile necesita que se simplifiquen los mecanismos de control y la «excesiva burocratización». El país debe apostar por la diversificación industrial, intentar dejar atrás la dependencia del cobre, y tratar de abrirse a otros sectores que permitan crear empleo de calidad con un capital humano especializado, apuntan.