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Cuenta Cruz Morcillo en ‘ABC’ que l subinspector del Cuerpo Nacional de Policía Antonio I. S. estaba libre de servicio ese día.
Era 16 de junio de 2010, a la una de la tarde, cuando abordó a Margarita S. G., una venezolana a la que mostró su placa reglamentaria en el cruce de las madrileñas calles de Piñeiro y Aranjuez.
Le pidió la documentación y comprobó que estaba en situación irregular.
El policía vio el momento perfecto. La obligó a que lo llevara a su casa para que recogiera sus efectos, ya que, le dijo la iban a expulsar automáticamente del país.
Ya en la vivienda, Margarita tuvo que ponerse un vestido de fiesta mientras él pronunciaba obscenidades; «la sentó en la cama y la obligó a practicarle una felación -recoge el escrito de Fiscalía-.
Ante la resistencia de la mujer, intentó penetrarla analmente contra su voluntad, también sin conseguirlo. Pero finalmente, venció la resistencia de la mujer y la penetró por la vagina eyaculando sobre su cuerpo».
Antes de irse, la amenazó con que si lo denunciaba se atuviera a las consecuencias por su situación irregular.
Hoy Antonio I. S. se sienta en el banquillo de la Audiencia de Madrid acusado de un delito de agresión sexual y dos de abuso sexual por lo que la Fiscalía solicita para él una pena de 16 años y diez meses de prisión.
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