El muyahidín fue hecho prisionero tras una cruenta batalla en la siria ciudad de Alepo, que tratan de controlar no con mucho acierto los islamistas militantes del Harakat Ahrar ash-Sham Al-Islami, quienes aunque comparten credo con el Estado Islámico, circunscriben su yihad solo a Siria, y no les pueden ver ni en pintura.
En sus locas ansias por derrocar a Bashar al-Asad, contra viento y marea, se llevan así por delante a todo aquel que osa hacerles sombra.
En las últimas jornadas los rebeles sirios se tomaron la justicia por su mano en dicho lugar, en una brutal ejecución cuyo protagonista fue el mentado, quien poco puede hacer más que gritar y blandir en vano el cuchillo que se cierne sobre su cuello, mientras su verdugo grita a todo pulmón «¡Allahu Akbar!».
Según algunos testigos, y tal y como puede deducirse de las imágenes, el yihadista del EI fue violado por sus captores, razón por la que aparece con los pantalones bajados y las piernas algo separadas.