El testimonio del deleznable sujeto es estremecedor. En el vídeo, el inmigrante musulmán se chulea con sorna de la atroz violación que acaba de cometer junto a otros seis compatriotas en Alemania. ¿La víctima? Una joven que, según dice, «era virgen».
La grabación, lanzada en enero de 2016, corre como la pólvora levantando la lógica indignación, y da fe de cómo se las gastan en esos lares los que se dedican al sucio ‘juego’, -para ellos- del llamado Taharrush. ([VÍDEO] ¡Taharrush! El sucio juego sexual de los musulmanes salidos que amenaza a toda Europa).
«LLENA DE SUCIEDAD»
Cuenta, entre las risas de admiración de quien le filma, que la llenaron «de suciedad y de esperma» en una especie de cuarto con literas, y que la muchacha estaba «completamente devastada, llorando y no podía más «.
Lo hicieron, para «destruirla completamente» y «le escupieron como cerdos». Finalmente afirma que no la violaron analmente «porque no se dieron cuenta».
El traductor del vídeo, -‘piadosamente’ y quizás para quitar hierro al asunto-, incluye al final de las escenas unas letras en las que señala que no cree que los violadores sean refugiados, sino «hijos de padres llegados de Turquía». Tanto da.