El calor es sofocante, y las colas de las parturientas parecen no tener fin. Lo mismo da estar en un Hospital de Venezuela perteneciente al Instituto Venezolano del Seguro Social, en Maracaibo, o en la Maternidad Concepción Palacios de la Parroquia San Juan del Municipio Libertador del Distrito Capital, al oeste de la ciudad de Caracas. El panorama es igual de desolador. Dar a luz es un duro trance. (Las hostias sin pan que se dan los venezolanos por una botella de leche con la bendición chavista).
Las maternidades están llenas, no hay incubadoras, falta el agua y la comida y la electricidad se corta cada dos por tres mientras las ‘chiripas’, -esas pequeñas y repugnantes cucarachas alemanas- se pasean a sus anchas propagando bacterias dañinas, como la Salmonella. (Los venezolanos que comen ratas y gatos por el duro régimen chavista).
Lo mismo da que se denuncie la situación una y otra vez, como ahora lo ha hecho la periodista venezolana Ana Vanessa Herrero a través de su cuenta personal de twitter.
Así nacen los bebés en Venezuela! Clínica Popular de Catia @ivssoficial … hay gente tan triste que aún lo defiende pic.twitter.com/UdBqip9ULR
— Ana Vanessa Herrero (@AnaVHerrero) 21 de mayo de 2016
Es la herencia mal llevada de Chávez, que durante sus 14 años en el poder invirtió parte de la bonanza petrolera en organizar miles de centros de salud gratuitos en barrios pobres del país, en su mayoría atendidos por médicos cubanos.
Y ahora Nicolás Maduro culpa de la precupante situación a los empresarios, que a su juicio acumulan medicamentos y productos para incrementar el descontento contra su gobierno de charanga y pandereta. Pero él lo tiene claro:
«Así el petróleo llegue a cero, nuestros niños tienen garantizado todo, su atención de salud, su educación».
Las mujeres, mientras tanto, se mueren por parir en estas condiciones. Lo de conseguir más tarde medicinas y pañales para sus hijos es otra historia, quizás la misma…